viernes, 28 de septiembre de 2007

Esclava del stress y las obligaciones


Está terminando mi primera semana de vacaciones REALES. En realidad terminé las clases a finales de mayo y hasta septiembre en teoría no tengo que currar así que me tocaban 3 deliciosos mesecitos de vacaciones este año. He de reconocer que esperaba que realmente fueran vacaciones-vacaciones, ya que es el primer año que no tengo que estudiar para septiembre pero... cosas de la vida: siempre me lío. Al final el mes de junio se me fue con historias y papeleo del tema profesional (y muchos nervios), el mes de julio entre limpiezas generales de esas que toda madre siempre cree que su casa necesita desesperadamente y el mes de agosto en un miniviajecito al sur y las vacaciones de mi chico así que esta semana que la casa quedaba prácticamente para mí sola y que él curraba pensaba que iba a disfrutar como una mona. Lo pensaba. Pero no. Resulta que aunque ha sido muy costoso obligarme a no hacer nada de provecho ni por obligación o compromiso y a dejar de lado la "dieta" y el deporte no he disfrutado Triste Soy un desastre. Lo sospechaba desde hacía tiempo pero ahora queda confirmado: soy una adicta-esclava del orden y las obligaciones físicas y morales. Me siento fatal por no cuidar mi cuerpo y haberme comido una bolsa de Drakis esta mañana (no quería hacerlo pero precisamente por eso me he obligado a mí misma, para mandar a la mierda a ese Pepito Grillo). Pues fatal, me han caído fatal. No sólo por sentirme culpable sino porque me siento pesada y siento que no me estoy respetando a mí misma. A partir de mañana vuelvo a empezar con mi dieta sana y equilibrada baja en calorías y el deporte. Lo bueno de hacer dieta es que cuando te das un capricho como un bocadillo de salchichón te sabe a gloria bendita; cuando no te cuidas y comes todo lo que se te antoja sin embargo, todo te sabe igual. Será que lo que lleva esfuerzo luego recompensa como dicen por ahí... En fin, sobre el deporte lo mismo. Me gusta hacer deporte pero soy una perezosa, es como ir a la playa: nunca quiero ir porque me da palo pero luego allí me lo paso bomba y no quiero volver. Pues lo mismo con el deporte. Me da mucha pereza sea cual sea pero luego cuando termino machacada, después de ducharme me siento tan bien por fuera y por dentro... Es como hacer el amor justo después de una duchita. Sobre el resto de cosas resulta que había decidido dejar esta semana para ver series, pelis, tv en general y leer sobretodo, pero siento que si me paso todo el día viendo la tv es como si estuviera desperdiciando el tiempo. Una peli (o dos, quizá una después de comer y otra por la noche) están bien porque te animan el día y te sirven para enajenarte un poco de tu rutina cotidiana pero si las pelis se convierten en rutina al final pasa lo que me pasa a mí: que estoy deseando volver a hacerme listitas de cosas pendientes para poder ponerme las pelis o los yogures griegos como recompensa y tener la sensación de que realmente estoy disfrutando mi tiempo y mi vida. Mañana volveré a empezar, como tantas veces que decido cerrar un círculo y empezar otro. Y lo haré de la mejor manera que lo hago siempre, con mi película-reanimadora por excelencia que me hace recordar que vida no hay más que una, que es ésta y que cada segundo, cada beso, cada caricia y cada sonrisa cuenta: "7 días y una vida".

No hay comentarios: