miércoles, 26 de octubre de 2016

¿Vivimos en un mundo deshumanizado?

Después de varios años sin trabajo (aunque no desocupada) por fin vuelvo a tener trabajo. Este año estoy trabajando como maestra de primaria. Siempre he querido esto pero no de esta manera, me explico: yo soy especialista de inglés y lo adoro pero siempre quise saber qué se sentía de tutora. Pues bien, este año lo estoy descubriendo. Me han dado plaza en un cole en el que soy tutora y especialista, hasta aquí bien ¿no? Eso pensé yo el primer día "qué bien podré combinar ambas cosas y descubrir qué me gusta más". Pues no tan bien. Resulta que como en todos los trabajo hay sitios en los que se trabaja a gusto porque hay una buena gestión y sitios donde prácticamente se trata de practicar la supervivencia día a día. Éste último es el que me ha tocado a mí este año. Para empezar me han dado todo lo que nadie quería: una tutoría de un grupo bastante complicado y la especialidad reapartida entre dos niveles que son lo peorcito del cole y el último de infantil que es donde hay que empezar a currar de verdad. Por si fuera poco es un cole "super moderno" de cara a la galería donde en junio decidieron prescindir de libros aun sin tener programaciones preparadas, así a lo loco. Y por si fuera poco la gestión del equipo directivo es de lo peorcito que he visto en todos los años que llevo dando vueltas por los coles. Resultado: todo el que trabaja allí está amargado y busca sobrevivir sea como sea sin tener en cuenta si para ello tiene que pisar al de al lado. Más vale no preguntar mucho porque la respuesta está siempre envuelta en un tono de amargura y recelo bajo las palabras "te tienes que espabilar".Así que me he visto sobrecargada de trabajo con el estrés de tal cambio de ritmo y de rutina y la ansiedad de la presión de todo el mundo a mi alrededor: mi jefa que no para de pedirme cosas y las quiere ya, mis compañeros que voy muy retrasada y que me espabile, el currazo de tener que ir creando programaciones sobre la marcha (incluso de asignaturas q no he dado en mi vida) y mi familia que trabajar 14h diarias sin fines de semana ni una puñetera tarde libre no es vida, que no trabaje tanto y que le den al cole.

Al final todo esto ha resultado en que llevo 1 mes enganchando todo virus que circula por el cole sin hacer ni un día en limpio. Voy a trabajar cada día cansada y medio mala, aguanto como puedo con una sonrisa porque los niños no tienen la culpa de la situación. Me levanto antes para adelantar trabajo, me quedo trabajando todas las tardes y los fines de semana y aun así no adelanto porque a veces ya no rindo, otras me encuentro mal y la mayoría cuando he avanzado algo me han añadido 3 cosas más a la lista. Finalmente he tenido que coger la baja. Es la segunda vez en mi vida que he necesitado coger una baja laboral (y he estado trabajando unos 12 años). Se juntó el agotamiento y el reenganche de virus y mi cuerpo ya no podía más.

Los primeros días he estado en cama con el móvil en silencio intentando desconectar (porque ahora gracias a las nuevas tecnologías tu jefa y tus compañeros pueden mandarte mails o wasaps dándote más trabajo o modificando tu programación incluso un domingo a las 23h - este cole funciona así). Días después de descansar miré el móvil y me encontré mensajes de varias compañeras preguntándome qué tal me encontraba y pensé: "no son tan malas, es que están estresadas y por eso suelen parecer estúpidas el día a día pero en el fondo tienen buen corazón y se preocupan por cómo estoy". ¡Error! Me equivoqué. Hice un grupo de wasap para contestarles y les conté un poco cómo me encontraba. Después de explicarles una parrafa, sus respuestas fueron todas del estilo "ok, que te mejores". Entonces me di cuenta de que no querían saber cómo estaba, no se estaban preocupando. Caí en la cuenta de que las cuatro personas que me preguntaron eran las que probablemente se estarían encargando de sustituirme y estarían puteadas así que querían saber hasta cuándo tenía la baja. Casualidad que no me preguntaron otras personas que sé que no les suelen dar sustituciones.

Primero me decepcioné un poco y me dio bajón. Una vez más me encontraba en un momento y un lugar rodeada de un grupo de personas en el que sentía que no encajaba. Entonces recordé algo que he trabajado en terapia estos años y me pregunté a mí misma si yo realmente quería pertenecer a ese grupo o sólo sentía que debía encajar. Me di cuenta de que era yo la que no quería encajar, no me siento afín a personas que sólo se mueven por interés no por su corazón, se mueven por el beneficio que pueden obtener y actúan en base a él sin llegar nunca a mostrar quiénes son verdaderamente. No les culpo, entiendo que es un mecanismo de autoprotección y bastante mal lo pasarían al principio para haber llegado a deshumanizarse de esa manera. Pero yo no me voy a dejar arrastrar. Yo soy una persona honesta, me muestro como soy y digo lo que pienso, no pienso lo que tengo que decir en base a quien tengo delante para conseguir cierta cosa. Veo a las personas detrás de las situaciones y cuando alguien me cuenta algo tengo la costumbre de escucharle de verdad, no de esperar mi turno de palabra para hablar yo mientras desoigo lo que dice (como suele pasar hoy en día, que sólo queremos desahogarnos y en lugar de conversar esperamos el turno de palabra). Yo soy así y me gusta como soy. Obviamente no me gusta el ambiente de trabajo que me va a rodear este año pero es lo que hay y procuraré "espabilarme" y centrarme en el trabajo al máximo para no tener que trabajar 14h diarias y poder disfrutar de mi salud y mi tiempo libre. Por lo que me relacionaré lo exclusivamente necesario con los demás y no buscaré crear vínculos afectivos de amistad porque esas personas llevan años en un ambiente en el que no te pueden ofrecer ese tipo de relación.

Pero no es sólo en mi trabajo de este año. Al final si me pongo a pensar, a ver y a escuchar a mi
alrededor me doy cuenta de que estamos rodeados de personas infelices que se han vuelto egoístas y armagadas y han perdido su lado humano, el que está conectado a los sentimientos, la empatía y el amor. No sin ir más lejos me he encontrado otro ejemplo estos días: el primer día que fui al médico me tocó una doctora de guardia de las que no levanta la vista del ordenador en ningún momento y cuando te vas no sabría decirte si eres rubia o morena (de las que te pide que le describas una herida en lugar de acercarse a examinarla ella misma). Me preguntó qué síntomas tenía y en mitad de mi primera frase tras escuchar la palabra "vómitos" me interrumpió para preguntarme mi profesión y automáticamente determinó que "vómitos + maestra = gastroenteritis (porque hay una pasa)". No escuchó nada más porque no le interesaba, probablemente su objetivo era despacharme lo más rápidamente (no ayudarme). Así que me mandó para casa con una baja de 2 días. Al día siguiente volví porque pasé la noche con fiebre alta y yo ya sabía que no era gastroenteritis (¡ni siquiera me dolía la barriga!). Tuve la suerte de que me dieran cita con mi doctor, que es de los buenos, de los que cuando entras te pregunta cómo estás y escucha tu respuesta mirándote y haciéndote preguntas observándote antes de determinar un diagnóstico y ponerlo por escrito. En seguida supo qué me pasaba y qué necesitaba. Creo que estuve como dos minutos más en la consulta que con la primera doctora. ¿Esa es la diferencia entre una buena atención y una mala? ¿2 minutos? ¿Esa es la diferencia entre una persona deshumanizada que ha perdido de vista el motivo por el que eligió su trabajo? ¿2 minutos?

Y como estos hay montones de ejemplos a diario, pero creo que las personas que tenemos profesiones en las que trabajamos con personas (médicos, bomberos, policías, maestros, etc.) deberíamos plantearnos dejar el trabajo antes de llevarlo a cabo de tal manera que en lugar de ayudar a los demás - que suele ser el motivo por el que elegimos esta profesión- les estamos haciendo daño.

Me he dado cuenta de que esto ocurre con más frecuencia en las ciudades porque en los pueblos pequeños todavía no se han corrompido tanto como en las ciudades. Vivo a 20minutos de Barcelona ciudad y esto es una jungla, todo el mundo tiene siempre una prisa tremenda, te compras un piso y ni siquiera conoces a los vecinos más allá de "el del audi o la pareja del perrito blanco", procuras conversar de cualquier cosa con alguien (un amigo en una cafetería, en la cola del súper, etc) y te das cuenta de que la otra persona no te está escuchando sólo está esperando educadamente a que termines de hablar para soltar lo suyo. A veces entiendo muy bien a mi hermana que por motivos personales decidió irse un tiempo al pueblecito de mis abuelos (en Extremadura) y tras enamorarse de su marido decició quedarse a vivir allí para siempre porque aunque no se tiene acceso a ciertas cosas que no valoramos cuando estamos al lado de una gran ciudad, ella allí encontró la humanidad que necesitaba. Cuando voy a visitarla es como viajar a otro planeta: voy por la calle y la gente a pesar de no conocerme me saluda y me sonríe, si me encuentro a alguien que me conoce me pregunta cómo estoy y noto que me escucha atentamente (¡incluso a veces me preguntan algo sobre lo que acabo de explicarles!), cuando preguntas por algo a desconocidos suelen contestar con mucha amabilidad, sales al parque o a tomarte algo y te encuentras gente que a pesar de tener sus dramas sabe ofrecerte una sonrisa, etc. Nada que ver. Y según me cuenta mi madre es como si su pueblo se hubiera detenido en el tiempo porque antes todo el mundo era así. Ella se vino a Cataluña de pequeña y aunque los catalanes tenemos otro carácter la cosa era diferente. Cuando mis padres se compraron el piso a finales de los 70 conocían a todos los vecinos (sus nombres, sus trabajos, su estado de salud, su familia, etc) porque todo el mundo se comunicaba más y se compartía la convivencia.

Hoy en día, sin embargo, parece que hemos perdido la convivencia a favor de la supervivencia. Pues yo me niego. Prefiero seguir siendo la rarita, no tener un facebook con 500 "amigos" y confiar en la bondad de las personas hasta que me demuestren lo contrario (y no viceversa). No quiero educar a mis hijos en un mundo donde reina la ley del más fuerte o del más "espabilado". Voy a esforzarme por aprender a conciliar la jungla que me rodeará los próximos meses con mi forma de ser porque no quiero dejar que me contamine, es cuestión de aguantar el chaparrón y buscarle algo bueno a la tormenta. Sin duda va a ser un año duro lleno de aprendizajes a todos los niveles. Pero prefiero cualquier año duro a un año de vacío en el que no le encuentras el sentido a levantarte por la mañana, eso para mí sí es lo peor que puedo imaginar; porque si algo he aprendido en esta vida es que hay que vivirla, arriesgarse, disfrutarla y saborear todos los momentos, hacer de todo con ella excepto sentarse a mirar cómo se te escapa entre las manos. 




Si estás leyendo esto y te apetece compartirlo cuéntame qué tal es tu entorno: ¿quedan personas unidas a los sentimientos o estás rodeado de robots eficientes? ¿sientes que cuándo alguien te pregunta cómo estás de verdad se para a escuchar tu respuesta o es pura cortesía y en realdiad sólo quiere soltarte él su rollo?