domingo, 24 de junio de 2018

Se acabó la represión, YO ELIJO


Me encanta la canción y el videoclip de Katy Perry "Roar"


Aparte de que me parece una canción pegadiza, cada vez tiene más sentido para mí, va adquiriendo diferentes significados: primero era algo así como sensación de valentía, de fuerza, de capacidad de lucha, etc. pero últimamente además veo una parte relacionada con la liberación de la opresión social y personal INVISIBLE de la que vivimos a menudo esclavizados. ¿Te has fijado en letra?


Cada vez soy más consciente de que la mayoría de las causas que me hacen infeliz y/o perjudican mi salud en todos los sentidos (física y psicológica) tienen que ver con la represión. Después de muchos años -por no decir toda la vida- padeciendo problemas para dormir, bruxismo nocturno nivel pro (hasta el punto de amanecer no sólo con las cervicales hechas polvo y un dolor de cabeza exagerado sino con la mandíbula encajada), problemas digestivos de diferente índole, contracturas frecuentes, dolores de cabeza, fatiga, etc. por citar unos pocos, me doy cuenta de que todo nace del mismo lugar: son protestas en forma de mensaje que mi cuerpo expresa para que espabile, para que cambie lo que me está perjudicando, para que empiece a VIVIR y deje de "sobrevivir".
¿Pero cuál ha sido la esclavitud en mi caso (la razón que me ha privado de libertad y felicidad)?
La manera en que he sido criada -no culpo a mis progenitores, porque obviamente así lo aprendieron ellos también- pero ha sido una manera represiva en el sentido de que hay una forma "correcta" de actuar y una forma "incorrecta". Por ejemplo, lo típico: ocurre algo triste/injusto y tú tienes ganas de llorar, de gritar, de pegarle a alguien y tu madre te dice "pero no llores, ahora no lo pienses, hay que disfrutar de la vida, no llores". Esto por ejemplo, aparte de miles de veces ocurrió ayer cuando el veterinario confirmó el diagnóstico de mi gata que tiene un cáncer que no le va a permitir vivir más de entre 5-8meses. Yo tenía ganas de llorar, de gritar, de pegarle a alguien como he dicho antes... le hice mil preguntas al veterinario sobre lo que nos esperaba a partir de ahora y cómo actuar, sobre la quimioterapia, sobre la eutanasia, etc. Y mi madre no hacía más que decirme que ahora no pensara en eso, que ahora a disfrutarla, que no estuviera triste. Yo sé que lo decía con la mejor de las intenciones, una madre siempre quiere lo mejor para sus hijos. Pero siempre ha actuado así, reprimiendo los sentimientos "negativos" y yo siempre he hecho lo que ella me ha "enseñado" porque una hija siempre confía en su madre desde que nace. Y reprimir todo eso al final lo que hace es que se forme una bola de mierda debajo de alfombra que hace que la alfombra nunca esté bien y que un día al pisar explote. Así que ayer, me vine para mi casa y lloré, grité, le pegué a un cojín y eché toda la rabia y la tristeza que pude porque es lo que siento. Porque una nunca quiere separarse de sus seres queridos pero muchísimo menos por el cáncer. Tengo que deciros que yo tengo una batalla personal con el cáncer porque ya he tenido que despedirme de dos seres queridos por causa suya y me puede. Me puede la rabia que se me acumula en el cuerpo el pensar que probablemente es una enfermedad que ya podría tener cura y puede que hasta estar erradicada porque talento no nos falta, sino medios. Los medios de los que se les priva a la investigación y la ciencia pero sí se invierten en el ocio: humanos descerebrados que prefieren invertir millones en un deporte (por poner un ejemplo) antes que en salud, calidad de vida y conservación de la especie. Bueno, no me quiero ir del tema, no quiero centrarme en el puto cáncer sino en la represión de los sentimientos. Esto es algo que muchas personas hacen continuamente (yo la primera) en diferentes situaciones: cuando alguien (amigo, familiar, compañero de trabajo, etc.) te habla mal y tú en lugar de decírselo y mandarlo a la mierda si hace falta, te callas y te dices a ti misma "bueno, no pasa nada, tiene un mal día, todos tenemos un mal día"; o cuando tu jefe/a te trata injustamente e incluso te coacciona o te amenaza y tú te callas y obedeces por miedo a que te haga la vida todavía más imposible o pierdas tu trabajo en lugar de informarte de tus derechos y dejarle bien claro que no vas a permitir ese trato; o cuando alguien te toca las narices pero tú te encuentras mal y prefieres quitarte de en medio porque no te quedan fuerzas para discutir en ese momento (dejando sembrado el precedente de que puede tocarte las narices que no pasa nada); o cuando ocurre una injusticia y alguien te dice "¡qué le vamos a hacer, hay que seguir adelante!" y tú te callas y lo ignoras pero por dentro piensas "¡¿Cómo que qué le vamos a hacer?! ¡Pues pelear y no permitirlo!" pero no dices nada porque te sientes sola en esa lucha; o cuando te pasas años encerrada estudiando varias horas después de trabajar o haciendo cursillos, privándote de tener tiempo libre, de ocio, personal o incluso hasta de ducharte porque estás sacándote una carrera en la mitad de tiempo o estás preparando una oposición y encima tus amigos y familiares se permiten el lujo de echarte en cara que no te ven, que no vas a las celebraciones, que eres una egoísta, que sólo vives para ti... te exigen, te juzgan y tú que ya no tienes apenas fuerzas ni siquiera les contestas ni les gritas que se vayan a la mierda y que no necesitas críticos ni jurado en tu vida y mucho menos desde la ignorancia; o cuando tienes un dolor tan fuerte que incluso has llegado a desmayarte y alguien te dice  "bah, eso no es nada, yo conozco a muchas personas que lo tienen y no es para tanto" y te dan ganas de torturarlo de la peor de las maneras mientras le dices "¿ah si? sígueme contando que me interesa saber cómo es el dolor que dices que te han explicado" pero en lugar de eso y como ya no te quedan fuerzas, inviertes las pocas que tienes en ignorar a esa persona y maldecirle mentalmente; o cuando alguien tiene un hijo y no pega ojo y no hace más que presionarte para que tú también tengas hijos "porque se te pasa el arroz" y a ti te dan ganas de decirle "los tendré cuando me salga del coño gilipollas" pero estáis tomando algo en una cafetería en plan colegas y entonces te callas y le dices cualquier cosa educada para que se calle y no cortar el rollo a todo el mundo; o... así multitud de situaciones en las que reprimes, reprimes, reprimes, metes bolas de mierda debajo de la alfombra y esperas que desaparezcan solitas con el tiempo. Pero en lugar de desaparecer se acumulan y empiezan a salir en forma de insomnio, dolencias físicas, depresión, ansiedad, etc.
¿Por qué he permitido llevar estas cadenas tanto tiempo y sobrevivir en lugar de vivir?
Pues como decía antes, por un lado porque cuando naces te crías con los valores y creencias que tu entorno te inculca y ni te planteas ponerlos en duda, simplemente los sigues. Entonces, resulta que tienes que ser "correcta" y "educada" porque expresar los sentimientos tal cual es de "maleducadas" y niñas que nadie las querrá. (Buah! Y esto con los varones mil veces peor, ¿cuántas pelis/libros, etc. no tienen ejemplos en los que se acusa de "nenaza" a un hombre que llora?). Total tú creces con un miedo interior que te ocasiona problemas relacionados con la socionomía complaciente (en la que usas la complacencia como estrategia para asegurarte la aceptación de los demás y agradar al mayor número de personas llegando -por ejemplo- a padecer problemas de tipo trastornos alimenticios) o con la socionomía vinculante (en la que el foco se centra en las personas más íntimas y el nexo entre personas está constituido por el amor, llegando a crear relaciones emocionalmente dependientes y sufriendo trastornos como por ejemplo el de la agorafobia). Por cierto, pongo estos ejemplos porque los he vivido y ahora, años después de terapia, entiendo de dónde nacieron.
--> Inciso: si os interesa leer más sobre este tipo de temas os recomiendo fervientemente el libro de Manuel Villegas "El proceso de convertirse en persona autónoma".
En resumen, te pasas la vida reprimiendo y viviendo con miedo (miedo a perder el cariño de tus seres queridos si expresas lo que verdaderamente sientes y no lo que "deberías) y todo por una cuestión de educación (modales) y de estrategia de aceptación social. Y luego para colmo, ves cómo otras personas no sólo no reprimen nada y expresan todo lo que les pasa por la "cabeza" (lo pongo entre comillas porque algunos de las barbaridades que expresan cuesta creer que tengan cabeza) y no piensan en las consecuencias de sus palabras o actos porque están siendo egoístas y sólo están pensando en lo que ellos "necesitan" expresar. Y luego no pasa nada. NADA. Hay gente que puede hacer mucho daño, hacer o decir lo que le dé la gana y no hay consecuencias, lo que es peor hasta se está poniendo de moda!! Hace años ser "la guarra" de la clase era el peor insulto, hoy en día el peor insulto es ser "la estrecha" toma ya. Y te encuentras a crías de 12-13 iniciándose en el sexo sin amor, sin sentido, sin sentimientos, sólo porque es lo que está de moda y no hacerlo genera rechazo social (lo cual todos sabemos que sea por el motivo que sea es muy doloroso). Bueno, y ese es un extremo, luego hay ejemplos intermedios en los que tienes amigos, familiares o compañeros de trabajo que se creen con derecho a juzgarte en voz alta o incluso a expresar su sentimientos sin darse cuenta de lo deshumanizados que son (para mí una compañera de trabajo que tiene que sustituir a otra porque se le ha muerto su madre y cuando llega ésta le dice "oye que te he tenido que sustituir" echándole en cara que ha tenido más trabajo, me parece del todo deshumanizado, desalmado y propio de una sociedad que está perdiendo el norte por completo porque hasta la muerte respetan los animales, esos que llaman irracionales y se les considera inferiores al ser humano).
Pues yo ya estoy harta. Harta de callarme, de ser educada y de aguantar las mierdas de los demás que hablan desde la ignorancia y total y absoluta falta de empatía y encima se atreven a juzgarte. A partir de ahora más de uno se va a pensar dos veces lo que me tenga que decir después del primer zasca o el primer "vete a la mierda".
Y es que soy como soy y así lo "elijo". Esa es la gran diferencia que encuentro con la mayoría de la gente que actúan sin pensar, hacen lo que todo el mundo hace, lo que está socialmente aceptado y te echan en cara si vas tarde, si lo has hecho, si no, si lo has hecho bien, mal, etc.
Aquí va mi lista de diferencias porque a mí me da la gana (sólo una pequeña muestra):
- Acabo de cumplir 36 años. No he tenido hijos hasta ahora porque aunque no hayan nacido los quiero tanto que quiero ofrecerles un mínimo de entorno saludable en el que poder ofrecerles una familia estable (en la que mi pareja y yo ya nos conocemos muy bien y hemos construido los pilares de nuestra futura familia), una vida sin estrés económico (libre de peleas y disgustos alrededor del dinero que muchos padres creen que a sus hijos no les afecta) y una madre que quiere ser mamá, que no lo hace porque toca, porque tiene X edad o porque ha sido un descuido. Mis hijos (hijas, ojalá jejeje) tendrán una mamá que las querrá, que les dedicará tiempo de calidad (del que te paras a escucharles y observa su lenguaje corporal cuando te cuentan algo, no del que siempre que te hablan les oyes mientras haces mil cosas), una mamá que nunca les echará en cara que ha dado su vida por ellos o que por ellos se privó de X cosas. Una mamá que ya habrá trabajado lo suficiente para sacar de la mochila las manzanas podridas y no transmitírselas a sus hijos. Una mamá que se alegre cuando acaba el cole porque tendrá más tiempo para pasar con ellos, no una que se agobie cuando acabe el cole porque "a ver qué hago ahora con los niños". Con todo esto no pretendo que nadie se sienta juzgado, sobre todo el que es papá o mamá y hay cosas que no puede hacerlas porque "no puede" por sus circunstancias. Pero soy maestra de primaria, trabajo con niños desde hace años y es una pasada lo que pueden llegar a sufrir y el abandono que sienten de padres que apenas ven un ratito por la noche, de padres que les contestan mal a menudo porque están estresados, de padres que pelean, gritan y discuten por dinero y "lo caros que cuestan los niños", niños que se sienten tristes, deprimidos, los típicos "problemáticos", etc. son niños que sufren porque en la mayoría de ocasiones sus padres no están haciendo un buen trabajo. Sin ir más lejos, en mi círculo más cercano conozco a personas que tuvieron hijos porque tocaba o porque "los bebés son muy monos" y te das cuenta de que viven amargados y amargan a sus hijos, de que nos juntamos  a tomar algo y les ignoran al máximo amparándose en que hay más gente para hacerles caso (incluso hasta el punto de que alguno se caiga y ya irá otro a recogerlo). Es duro y como sé de lo que hablo el próximo que me presione para que tenga hijos se va a ir a la mierda pero calentito. ¡¿Qué derecho tiene nadie a meterse en tu útero?! ¡¿y si no puedes tenerlos?! ¡¿y si no quieres tenerlos?! ¿y si dejo de ser tan educada y empiezo a verbalizar lo me pasa por la cabeza cuando uno de estos "padres-porque-tocaba" me pregunta y le contesto: "¿para qué?  ¿para ignorarlo y herir sus sentimientos como haces tú?". Lo averiguaré...
- Nos mudamos hace un año, tenemos un piso súper soleado en un edificio que hace esquina y tiene una terraza que le da el sol todo el día, así que no, no pienso poner cortinas en las habitaciones que dan a la terraza porque me encanta ver el cielo desde la cama (las estrellas, la luna, mis gatos jugando y revolcándose y dentro de poco espero que mis hijos pasándoselo bomba). Paso de cortinas que me priven de esas vistas.
- Tengo 4 gatos y soy la loca de los gatos a mucha honra. Es más, antepongo a mis gatos por encima de familiares porque el adn no te da derecho a todo. Para mí la palabra "familia" envuelve un concepto de unión, comunicación, cuidado y cariño por todos sus miembros y sobre todo de respeto. Y eso es algo que mis gatos me ofrecen a diario y mi familia rara vez. Sin tan siquiera mediar palabra mis gatos saben cuando estoy triste, preocupada, nerviosa, contenta o cuando necesito un mimo. A veces mi familia o mis amigos están tan absortos en el estresante ritmo de la sociedad que te preguntan "cómo estás" y aunque les cuentes que "hecha una verdadera mierda" ni se enteran porque en realidad no te están preguntando, es una frase hecha. Es más, tampoco aprecian ese sentimiento en tu lenguaje corporal porque hoy en día casi nadie se para a escuchar y la palabra clave es "para". Todo el mundo siempre corriendo y preguntando por educación pero con el deseo de que llegue su turno de "desahogarse".
- No me gusta viajar. Me encantaría visitar todos los sitios que pudiera pero lo cierto es que mi cuerpo es el que es y desde que era pequeña me cuesta mucho aclimatarme a nuevos lugares: físicamente me pongo mala cuando viajo a otros lugares porque mi cuerpo necesita más tiempo para aclimatarse del que dura el viaje (y a veces hemos estado hasta un mes en otro lugar de vacaciones cuando era pequeña, en casa de mis abuelo por ejemplo). Pues yo siempre mala y una lo que quiere en vacaciones es disfrutar y ser feliz y no pasarse los días con dolor de cabeza, mareos, vómitos, cólicos, etc. Así que como tengo la suerte de vivir en una ciudad costera preciosa mi concepto de vacaciones consiste en ir a la playa, pasear, realizar las actividades de ocio que más me gusten, comer sano y a salvo (la de veces que me he puesto mala por comer por ahí, luego una ve "Pesadilla en la cocina" y entiende muchas cosas) y sobre todo lo que más me gusta es echarme la siesta en MI CAMA. ¿Que si me gustaría poder viajar y disfrutarlo? ¡Claro! ¿Dónde tienes el remedio que me lo tomo pero ya! Pero hasta ahora eso de "sigue probando que ya te acostumbrarás" como que ya se ha acabado. Y hay gente que se lo cuentas y te dice "qué triste", pero son personas que sólo encuentran la felicidad si van al Caribe porque su vida normalmente ya es una mierda. A mí me gusta mi vida, ir descubriendo mi entorno y conocer lugares a 50kms que no aparecen en los documentales pero deberían. Porque de todas formas, gracias a los documentales y a la globalización disfruto mucho conociendo otros país cómodamente desde mi sofá y sin sentir que la cabeza me da vueltas y voy a vomitar "otra vez".
Bueno, eso son sólo algunos ejemplos. Ah claro, y uno más: este blog es para mí y para todo el que le apetezca pasarse a compartir un ratito. Pero lo importante es que primero estoy yo. Me encanta escribir, ordenar mis ideas y lo encuentro muy saludable. Antes escribía en libretas pero desde que nació la era digital y me saqué el título de mecanografía tengo la suerte de poder escribir prácticamente a la velocidad que pienso y el anonimato de la red me permite ofrecerlo al mundo por si alguien quiere entretenerse o hacerse un mapa de los charcos que voy pisando.

Así que ésta soy yo, lo he ELEGIDO yo y me importa bastante poco lo que les parezca a los demás porque al final como decía el eslogan de Coca-cola que ganó el concurso hace años:

"Has nacido para ser feliz" y yo añadiría "y no necesitas permiso de nadie para serlo"

Feliz verano!

miércoles, 1 de marzo de 2017

Los que no están, ya no pueden seguir

Los últimos meses (desde septiembre) considero que no he vivido, he sobrevivido en el mundo zombi del exceso de trabajo en el que muchas personas deambulan desde hace tiempo. La suerte me ha llevado a incorporarme al mundo laboral -después de años en el paro- por triplicado. Estoy en un cole en el que me han dado todo lo que nadie quería y por triplicado, estoy haciendo el trabajo que deberían hacer 3 personas y además es un trabajo que no he hecho nunca. Para colmo un cole donde no conocen la palabra "organización" y la gestión es tan pésima que los trabajadores lo han convertido en un selva donde haces lo que sea por sobrevivir (pises a quien pises). Esto unido a mil cosas más de las importantes en las que no me quiero entretener ahora mismo pero que desembocan en 6 meses de estrés continuado y agotamiento. Esto no es vivir. 

Para mí, vivir es trabajar en cierta medida (trabajar para vivir, no vivir para trabajar) pero a un ritmo que te permita disfrutar de tu trabajo, que te haga sentir orgullosa de lo que haces, que te permita cubrir una parte de la rosquilla en forma de fracción que forma el reloj de tu día a día. Pero de todo se aprende. A estas alturas del curso he aprendido muchísimo, a base de palos pero muchísimo: ya sé sobrevivir en esa selva esquivando serpientes, sin necesidad de pisar a nadie para llegar a ningún sitio y buscando mi mejor sonrisa. Pero me estoy enrollando un montón. La cuestión es que llevo unos días muy apagada, como mucha gente cuando conocí la noticia de la muerte de Pablo Ráez. Y es que me entró un sentimiento que primero pensé que era tristeza o desidia pero ahora entiendo que es rabia. Me di cuenta ayer leyendo el artículo de Isasaweis al respecto (que por una vez estoy de acuerdo con esta mujer, que normalmente no tiene ni idea de temas de salud y le pagan por aconsejar desde la ignorancia, pero esta vez estoy totalmente de acuerdo con ella). 

¿Qué estamos haciendo con nuestras vidas? La mayoría de nosotros las desaprovechamos a diario de mil maneras diferentes: exceso de trabajo, preocupaciones insignificantes, enganchados a algo (tele, sustancias, compras, etc.) buscando ese sentimiento de placer perdido, desalienado. Hemos perdido la capacidad de experimentar placer con las mejores cosas de la vida, las más sencillas, las básicas que cubren nuestras necesidades vitales como beber agua cuando estás muerto de sed, descansar cuando estás agotado, comer cuando has pasado hambre, hacer deporte cuando te encuentras bien o hacer el amor con ese persona que amas. Hemos caído en las redes del márketing y los superpoderes ocultos tras él que no intentan convencernos de que encontraremos el placer si nos toca la lotería, si nos compramos un coche mejor, ropa bonita, nos vamos de vacaciones al Caribe o logramos una cita con esa persona que parece salida de una revista de moda. 

Nos pasamos la vida buscando la felicidad, porque al fin y al cabo ese es el objetivo de vivir: ser felices. Sin embargo, nos dejamos engañar como niños inocentes confundiendo la verdadera felicidad con la que tiene una etiqueta y un código de barras. 

Para mí la felicidad está en sentirse a gusto con uno mismo, en paz; esa sensación de saber quién eres y sentirte orgulloso, elegirte cada día, reconocerte en tus decisiones y tus actos. Ser feliz para mí es saber que estoy haciendo lo más saludable por mi cuerpo y mi mente sin dañar a nadie por el camino. Se resumen en apreciar los días soleados, el cansancio después de una sesión de ejercicio, el olor a naturaleza al caminar por el bosque, la música de las sonrisas de los niños, ese sabor saciente y auténtico cuando bebes agua teniendo sed, ese abrazar a tu chico y sentirte en casa estés donde estés, ese hacer algo que mejora la vida de otra persona sin que lo sepa, ... 

Para ser feliz no necesito que me toque la lotería, ni comprarme un coche último modelo, ni comprarme todos los modelitos que tan bien les quedan a las modelos del folleto de la tienda de ropa. Para ser feliz sólo necesito levantarme cada día orgullosa de quien soy, sin dolor en mi cuerpo o en mi corazón, sintiéndome afortunada de estar rodeada de personas que me quieren y a las que quiero y que estan sanas, de camino a un trabajo que adoro y hago lo mejor que puedo con los recursos que tengo y con la cabeza llena de nuevas ideas e ilusiones. Ayer, de hecho, se me pasó por la cabeza una idea genial, de las más grandes que podría llevar a cabo. Pero es tan importante para mí que quiero madurarla y decidir si de verdad estoy dispuesta a trabajar por conseguirla o es producto de la efusión del momento y se me pasará. Pero eso ya os lo contaré más adelante.

De momento hoy, estoy contenta de haberme levantado un poquito antes para disfrutar de mi placer por escribir y compartir mis ideas con el mundo gracias a este rinconcito del cyberespacio. 

Me gustaría terminar compartiendo un recuerdo íntimo que me ayuda mucho a seguir adelante cuando me faltan fuerzas:

Hace unos años fallecieron dos personas que eran prácticamente la vida para mí, mi amor por ellos no podría haber sido más grande. Y me costó mucho, muchísimo seguir adelante. Poco a poco fui trabajando el duelo en terapia y un día sentí que la herida empezaba a sanar a través de un sueño: soñé que me reunía con ellos, íbamos de excursión a algún sitio que nos hacía mucha ilusión y de repente empezaban a difuminarse (me estaba despertando), ya no seguían caminando y mi mente veía cómo se alejaban en el sueño ante mi impotencia. Justo antes de despertar, uno de ellos me dijo: "los que no están, ya no pueden seguir" y desperté. Estuve varios días dándole vueltas, encontré el sentido del mensaje: los que no están no pueden seguir viviendo, no pueden seguir experimentando, decidiendo cómo seguir, hacia dónde, yo sí puedo seguir, ellos ya no. Estan con nosotros aunque no los veamos pero sólo nosotros podemos decidir cómo continuar: tristes, parados, atormentados por situaciones sin solución (irreversibles) o podemos sacar fuerza y seguir adelante, viviendo, simplemente viviendo. Viviendo como sinónimo de DIS-FRU-TAN-DO de la vida, porque si no la disfrutamos la estamos desperdiciando y eso me parece una falta de respeto impresionante para lo que ya no están y que desearían haber tenido una milésima oportunidad de la que nosotros tenemos para agarrarse a la vida a cualquier precio. Se lo debemos a los seres queridos que hemos perdido y a esas personas que no hemos conocido en persona pero que nos han marcado de alguna manera, personas como Pablo Ráez, un luchador, un amante de la vida que se ha quedado sin oportunidades para seguir adelante.






¿Y tú? ¿Cómo vas a seguir adelante? ¿Cómo estás viviendo tu vida? ¿Qué vas a hacer para disfrutarla al máximo? ¿Después de leer esto seguirás tal cual estabas hace media hora o te planteas algún cambio que te proporcione felicidad o calidad?

miércoles, 26 de octubre de 2016

¿Vivimos en un mundo deshumanizado?

Después de varios años sin trabajo (aunque no desocupada) por fin vuelvo a tener trabajo. Este año estoy trabajando como maestra de primaria. Siempre he querido esto pero no de esta manera, me explico: yo soy especialista de inglés y lo adoro pero siempre quise saber qué se sentía de tutora. Pues bien, este año lo estoy descubriendo. Me han dado plaza en un cole en el que soy tutora y especialista, hasta aquí bien ¿no? Eso pensé yo el primer día "qué bien podré combinar ambas cosas y descubrir qué me gusta más". Pues no tan bien. Resulta que como en todos los trabajo hay sitios en los que se trabaja a gusto porque hay una buena gestión y sitios donde prácticamente se trata de practicar la supervivencia día a día. Éste último es el que me ha tocado a mí este año. Para empezar me han dado todo lo que nadie quería: una tutoría de un grupo bastante complicado y la especialidad reapartida entre dos niveles que son lo peorcito del cole y el último de infantil que es donde hay que empezar a currar de verdad. Por si fuera poco es un cole "super moderno" de cara a la galería donde en junio decidieron prescindir de libros aun sin tener programaciones preparadas, así a lo loco. Y por si fuera poco la gestión del equipo directivo es de lo peorcito que he visto en todos los años que llevo dando vueltas por los coles. Resultado: todo el que trabaja allí está amargado y busca sobrevivir sea como sea sin tener en cuenta si para ello tiene que pisar al de al lado. Más vale no preguntar mucho porque la respuesta está siempre envuelta en un tono de amargura y recelo bajo las palabras "te tienes que espabilar".Así que me he visto sobrecargada de trabajo con el estrés de tal cambio de ritmo y de rutina y la ansiedad de la presión de todo el mundo a mi alrededor: mi jefa que no para de pedirme cosas y las quiere ya, mis compañeros que voy muy retrasada y que me espabile, el currazo de tener que ir creando programaciones sobre la marcha (incluso de asignaturas q no he dado en mi vida) y mi familia que trabajar 14h diarias sin fines de semana ni una puñetera tarde libre no es vida, que no trabaje tanto y que le den al cole.

Al final todo esto ha resultado en que llevo 1 mes enganchando todo virus que circula por el cole sin hacer ni un día en limpio. Voy a trabajar cada día cansada y medio mala, aguanto como puedo con una sonrisa porque los niños no tienen la culpa de la situación. Me levanto antes para adelantar trabajo, me quedo trabajando todas las tardes y los fines de semana y aun así no adelanto porque a veces ya no rindo, otras me encuentro mal y la mayoría cuando he avanzado algo me han añadido 3 cosas más a la lista. Finalmente he tenido que coger la baja. Es la segunda vez en mi vida que he necesitado coger una baja laboral (y he estado trabajando unos 12 años). Se juntó el agotamiento y el reenganche de virus y mi cuerpo ya no podía más.

Los primeros días he estado en cama con el móvil en silencio intentando desconectar (porque ahora gracias a las nuevas tecnologías tu jefa y tus compañeros pueden mandarte mails o wasaps dándote más trabajo o modificando tu programación incluso un domingo a las 23h - este cole funciona así). Días después de descansar miré el móvil y me encontré mensajes de varias compañeras preguntándome qué tal me encontraba y pensé: "no son tan malas, es que están estresadas y por eso suelen parecer estúpidas el día a día pero en el fondo tienen buen corazón y se preocupan por cómo estoy". ¡Error! Me equivoqué. Hice un grupo de wasap para contestarles y les conté un poco cómo me encontraba. Después de explicarles una parrafa, sus respuestas fueron todas del estilo "ok, que te mejores". Entonces me di cuenta de que no querían saber cómo estaba, no se estaban preocupando. Caí en la cuenta de que las cuatro personas que me preguntaron eran las que probablemente se estarían encargando de sustituirme y estarían puteadas así que querían saber hasta cuándo tenía la baja. Casualidad que no me preguntaron otras personas que sé que no les suelen dar sustituciones.

Primero me decepcioné un poco y me dio bajón. Una vez más me encontraba en un momento y un lugar rodeada de un grupo de personas en el que sentía que no encajaba. Entonces recordé algo que he trabajado en terapia estos años y me pregunté a mí misma si yo realmente quería pertenecer a ese grupo o sólo sentía que debía encajar. Me di cuenta de que era yo la que no quería encajar, no me siento afín a personas que sólo se mueven por interés no por su corazón, se mueven por el beneficio que pueden obtener y actúan en base a él sin llegar nunca a mostrar quiénes son verdaderamente. No les culpo, entiendo que es un mecanismo de autoprotección y bastante mal lo pasarían al principio para haber llegado a deshumanizarse de esa manera. Pero yo no me voy a dejar arrastrar. Yo soy una persona honesta, me muestro como soy y digo lo que pienso, no pienso lo que tengo que decir en base a quien tengo delante para conseguir cierta cosa. Veo a las personas detrás de las situaciones y cuando alguien me cuenta algo tengo la costumbre de escucharle de verdad, no de esperar mi turno de palabra para hablar yo mientras desoigo lo que dice (como suele pasar hoy en día, que sólo queremos desahogarnos y en lugar de conversar esperamos el turno de palabra). Yo soy así y me gusta como soy. Obviamente no me gusta el ambiente de trabajo que me va a rodear este año pero es lo que hay y procuraré "espabilarme" y centrarme en el trabajo al máximo para no tener que trabajar 14h diarias y poder disfrutar de mi salud y mi tiempo libre. Por lo que me relacionaré lo exclusivamente necesario con los demás y no buscaré crear vínculos afectivos de amistad porque esas personas llevan años en un ambiente en el que no te pueden ofrecer ese tipo de relación.

Pero no es sólo en mi trabajo de este año. Al final si me pongo a pensar, a ver y a escuchar a mi
alrededor me doy cuenta de que estamos rodeados de personas infelices que se han vuelto egoístas y armagadas y han perdido su lado humano, el que está conectado a los sentimientos, la empatía y el amor. No sin ir más lejos me he encontrado otro ejemplo estos días: el primer día que fui al médico me tocó una doctora de guardia de las que no levanta la vista del ordenador en ningún momento y cuando te vas no sabría decirte si eres rubia o morena (de las que te pide que le describas una herida en lugar de acercarse a examinarla ella misma). Me preguntó qué síntomas tenía y en mitad de mi primera frase tras escuchar la palabra "vómitos" me interrumpió para preguntarme mi profesión y automáticamente determinó que "vómitos + maestra = gastroenteritis (porque hay una pasa)". No escuchó nada más porque no le interesaba, probablemente su objetivo era despacharme lo más rápidamente (no ayudarme). Así que me mandó para casa con una baja de 2 días. Al día siguiente volví porque pasé la noche con fiebre alta y yo ya sabía que no era gastroenteritis (¡ni siquiera me dolía la barriga!). Tuve la suerte de que me dieran cita con mi doctor, que es de los buenos, de los que cuando entras te pregunta cómo estás y escucha tu respuesta mirándote y haciéndote preguntas observándote antes de determinar un diagnóstico y ponerlo por escrito. En seguida supo qué me pasaba y qué necesitaba. Creo que estuve como dos minutos más en la consulta que con la primera doctora. ¿Esa es la diferencia entre una buena atención y una mala? ¿2 minutos? ¿Esa es la diferencia entre una persona deshumanizada que ha perdido de vista el motivo por el que eligió su trabajo? ¿2 minutos?

Y como estos hay montones de ejemplos a diario, pero creo que las personas que tenemos profesiones en las que trabajamos con personas (médicos, bomberos, policías, maestros, etc.) deberíamos plantearnos dejar el trabajo antes de llevarlo a cabo de tal manera que en lugar de ayudar a los demás - que suele ser el motivo por el que elegimos esta profesión- les estamos haciendo daño.

Me he dado cuenta de que esto ocurre con más frecuencia en las ciudades porque en los pueblos pequeños todavía no se han corrompido tanto como en las ciudades. Vivo a 20minutos de Barcelona ciudad y esto es una jungla, todo el mundo tiene siempre una prisa tremenda, te compras un piso y ni siquiera conoces a los vecinos más allá de "el del audi o la pareja del perrito blanco", procuras conversar de cualquier cosa con alguien (un amigo en una cafetería, en la cola del súper, etc) y te das cuenta de que la otra persona no te está escuchando sólo está esperando educadamente a que termines de hablar para soltar lo suyo. A veces entiendo muy bien a mi hermana que por motivos personales decidió irse un tiempo al pueblecito de mis abuelos (en Extremadura) y tras enamorarse de su marido decició quedarse a vivir allí para siempre porque aunque no se tiene acceso a ciertas cosas que no valoramos cuando estamos al lado de una gran ciudad, ella allí encontró la humanidad que necesitaba. Cuando voy a visitarla es como viajar a otro planeta: voy por la calle y la gente a pesar de no conocerme me saluda y me sonríe, si me encuentro a alguien que me conoce me pregunta cómo estoy y noto que me escucha atentamente (¡incluso a veces me preguntan algo sobre lo que acabo de explicarles!), cuando preguntas por algo a desconocidos suelen contestar con mucha amabilidad, sales al parque o a tomarte algo y te encuentras gente que a pesar de tener sus dramas sabe ofrecerte una sonrisa, etc. Nada que ver. Y según me cuenta mi madre es como si su pueblo se hubiera detenido en el tiempo porque antes todo el mundo era así. Ella se vino a Cataluña de pequeña y aunque los catalanes tenemos otro carácter la cosa era diferente. Cuando mis padres se compraron el piso a finales de los 70 conocían a todos los vecinos (sus nombres, sus trabajos, su estado de salud, su familia, etc) porque todo el mundo se comunicaba más y se compartía la convivencia.

Hoy en día, sin embargo, parece que hemos perdido la convivencia a favor de la supervivencia. Pues yo me niego. Prefiero seguir siendo la rarita, no tener un facebook con 500 "amigos" y confiar en la bondad de las personas hasta que me demuestren lo contrario (y no viceversa). No quiero educar a mis hijos en un mundo donde reina la ley del más fuerte o del más "espabilado". Voy a esforzarme por aprender a conciliar la jungla que me rodeará los próximos meses con mi forma de ser porque no quiero dejar que me contamine, es cuestión de aguantar el chaparrón y buscarle algo bueno a la tormenta. Sin duda va a ser un año duro lleno de aprendizajes a todos los niveles. Pero prefiero cualquier año duro a un año de vacío en el que no le encuentras el sentido a levantarte por la mañana, eso para mí sí es lo peor que puedo imaginar; porque si algo he aprendido en esta vida es que hay que vivirla, arriesgarse, disfrutarla y saborear todos los momentos, hacer de todo con ella excepto sentarse a mirar cómo se te escapa entre las manos. 




Si estás leyendo esto y te apetece compartirlo cuéntame qué tal es tu entorno: ¿quedan personas unidas a los sentimientos o estás rodeado de robots eficientes? ¿sientes que cuándo alguien te pregunta cómo estás de verdad se para a escuchar tu respuesta o es pura cortesía y en realdiad sólo quiere soltarte él su rollo?

miércoles, 18 de mayo de 2016

Mi vida es muy complicada...


A menudo siento que mi vida es muy complicada, demasiado estrés, agobio, prisa, ¡¡¡demasiadas cosas!!! Ahí está la clave del asunto: no sé si demasiadas cosas (¿cuánto es demasiado?) pero por lo menos sí muchas cosas. Pero claro, como todo en la vida, es relativo en función de frente a qué lo compares ¿es que no habrá vidas más complicadas que la mía? o mejor dicho ¿con más cosas? Seguro que sí. ¿Y lo llevarán tan mal como yo lo llevo a veces? Pues supongo que aquí habrá respuestas para todo, y entre ellas habrá personas que dirán que lo llevan bien. ¿Pero por qué esas personas lo llevan bien y yo a veces lo llevo tremendamente mal? Creo que la respuesta es: "porque así lo han elegido". Esto es muy importante: ELEGIR. Elegir cambia tu vida, te hace sentir mejor, porque cuando no siente que eliges entonces te sientes atrapada, castigada, condenada, tratada injustamente, soportando un peso impuesto, etc. Esto es algo que me ha costado mucho aprender y que me siento muy muy muy orgullosa de haber aprendido en terapia: siempre se puede elegir (ya lo decían en Mentes Peligrosas, ¿no?). Pondré un ejemplo: hace unos años me quedé sin trabajo y lo pasé fatal, entré en una depresión profunda que parecía no tener fin (cierto es que se juntaron más cosas) pero yo estaba convencida de que estaba deprimida porque me sentía inútil por no tener trabajo. Entonces se me ocurrió una idea: me puse a estudiar una segunda carrera, parecía que tenía la solución ¿verdad? Pues lo cierto es que me costó muchísimo porque cuesta mucho volver a estudiar cuando hace años que lo has dejado y sobre todo si ya eres adulta (que no tu mente no es tan plástica y esponjosa como la de los niños que lo absorben todo) y sobre todo cuando tu vida de adulta te abruma de obligaciones y ya no diré si encima tu salud va de mal en peor. Total que me pasé meses protestando porque tenía mucha carga lectiva (he realizado una carrera de 4 años en 2'5), era muy difícil, me costaba mucho, no tenía tiempo libre en absoluto, etc. Así que un día mi psicóloga me dijo "pues déjalo, deja la carrera, si tan malo es déjalo". Según ella si era tan malo y me sentía tan castigada por la vida a forzarme a hacer este gran sacrificio lo más saludable era renunciar y ser feliz. Pero entonces le dije "no puedo dejarlo porque es la única oportunidad que se me ha ocurrido para salir de este agujero y además ya me he gastado un dineral y sería tirarlo a la basura" y entonces me preguntó "Por supuesto que 'puedes' dejarlo" y yo "Que no, que no puedo" Y ella "Claro que sí, llamas y dices que te das de baja y ya lo has dejado, claro que puedes" y entonces me di cuenta de a dónde quería ir y le contesté "pero es que no quiero dejarlo, esto valdrá la pena aunque ahora me parezca insufrible porque me abrirá la puerta a un lugar donde estoy deseando llegar" y de repente el peso se alivió y ya no me sentía obligada a estudiar, ni castigada por la vida y tenía ganas de estudiar otra vez y de luchar por mí, porque estudiar otra vez era mi elección, no era una imposición, ni un castigo. No sé si entendéis lo que quiero decir con este ejemplo.

Así que ahora cuando pienso que mi vida es muy complicada, a veces me siento a pensar y acabo sonriendo y agradeciendo tener la oportunidad de vivir tantas cosas y otras veces doy un paso más y hago una lista de todas las cosas que la componen y requieren mi tiempo en este momento y de por qué he elegido hacerlas (qué recompensa hay al final de la cuesta). Incluso si estoy muy muy negativa y tengo un día muy malo doy otro paso más, porque es entonces cuando me intento sabotear a mí misma y empiezo a ponerme ejemplos de fulanito o menganita que tienen una vida muy sencilla y mucho tiempo libre. Entonces cojo la lista que he hecho antes y me pregunto a mí misma si ellos tienen esos beneficios y si serán felices con tanto tiempo libre que parece que tienen y realmente lo estarán disfrutando. ¿A qué me refiero? Pues a que puedes tener tiempo libre y pasarte la tarde en el sofá chupando tv y estar en plan zombi, desconectado del mundo, sin sentir, simplemente estando. O puedes pasarte la tarde en el sofá viendo tus series favoritas y disfrutando, y generando endorfinas porque estás haciendo algo que te encanta. Hay muchas maneras de utilizar tu tiempo libre pero para mí sólo existen dos grandes categorías: dejándolo pasar y disfrutándolo. Y es curioso, pero casi siempre, tanto fulanito como menganita suelen tener una vida muy tranquila porque no es esfuerzan en nada, ni siquiera en disfrutar de su tiempo libre.

Pues resulta que es cierto que yo dispongo de menos tiempo libre del que me gustaría pero cuando lo tengo lo disfruto y lo aprovecho. Y mi día a día "tan complicado" es porque me encanta aprender y me paso la vida aprendiendo cosas nuevas, afrontando nuevos retos y procurando ser lo más feliz posible, y eso amigos míos, requiere de esfuerzo. A diferencia de lo que hemos visto en muchas pelis y cuentos infantiles, ser feliz es una cuestión de actitud pero también de trabajo, al fin y al cabo requiere trabajo igual que mantener saludable una relación con otra persona porque al fin y al cabo, ser feliz es una relación que eliges tener contigo misma. 



¿Y vosotros elegís u os sentís castigados, atrapados, etc.? ¿Vuestra vida también es muy complicada?

miércoles, 23 de marzo de 2016

¿A los treinta y tantos es normal sentirse sola?



Me siento sola. Ya lo he dicho. Cuesta reconocerlo porque suena patético, como si tú fueras la patética porque "no vales la pena" para conservar amigos. Pero cada vez veo más a mi alrededor que hay ciertas cosas que nos pasan a todos a ciertas edades. Esto parece lo típico de la treintena: la gente se casa y parece que se anexa a la pareja (ya no saben hacer nada por separado, ni tomarse un café), otros viven por y para el trabajo (nunca tienen tiempo porque se llevan y se traen trabajos y todo son proyectos y "esperar el ok"), otros tienen hijos y ya no existe nada más en el mundo para ellos, otros están solteros y se pasan la vida mirándose en el espejo, yendo al gimnasio, comprándose modelitos y preguntándote qué tal están y por qué no encuentran pareja (por supuesto nunca escuchan, sólo hablan), otros tienen un combinado de todo un poco y sólo quieren desahogarse (nada más, sólo echar lo que llevan dentro y luego irse a casa sin preguntar sin tan siquiera "¿y tú qué tal?" aunque sea por educación), y así podría seguir con las diferentes ocupaciones que nos absorben de adultos. Y yo no soy un alien, yo peco de adicta al trabajo, lo reconozco. Sin embargo, creo que con organización siempre hay tiempo, no tienes que renunciar a todo. Lo mismo pienso de ser mamá, me esforzaré todo lo posible para que mi nueva faceta de mamá no eclipse y absorba a las facetas de pareja, amiga, hija, compañera de trabajo, hermana, tía, bloguera anónima, etc.

Lo que pasa eso de la organización que a mí tanto me gusta porque me facilita poder llegar a las cosas que quiero llegar es algo que a mucha gente le estresa, así que directamente no se organiza. El resultado es no tener tiempo para casi nada, cancelar citas a última hora dejando tirados a los demás y enfadarse porque los demás no se acoplan a sus "huecos".

¡Ésta es una de las razones por las que es difícil mantener la amistad en el mundo adulto!

Un ejemplo común: quieres quedar con alguien y habláis del jueves de la semana que viene, realmente te apetece quedar con esa persona pero vete tú a saber por qué decides ocuparte el jueves completo con otros planes y cancelas la posible cita. Cuando esto pasa una vez no pasa nada, a todos nos surgen cosas. Pero cuando esto ocurre a menudo con la misma persona, suele resultar que al final la otra persona pierde las ganas por quedar contigo porque siente que tú no tienes las mismas ganas y ya no le apetece tanto, ya no se esfuerza tanto por su parte en buscar un hueco y cuando le llamas, es ella la que tiene planes. Pero eso sí, tú te quejas porque "¡jooo es que nunca nos vemos!"

¿Os resulta familiar?

Luego a veces simplemente lo que pasa es la vida, que marca diferentes ritmos para todos. De repente tu amiga es mami y tú te alegras mucho por ella pero ahora ya no quedáis tanto porque va de culo aprendiendo a cuidar del bebé y compaginándolo todo. Entiendes que os veréis menos a menudo y que será entre pañales (sin problema). El problema viene cuando empieza a quedar con otros papis y sólo sabe hablar de cacas, biberones y el método Estivil. Entonces os dais cuenta de que estáis en un punto de vuestras vidas muy dispar y que aunque os queréis mucho ya no tenéis tanto en común, así que ese café cada 2 meses se convierte en un wasap que se va alejando en el tiempo hasta que se transforma definitivamente en una felicitación anual por el cumple y un "¡a ver si nos vemos pronto!".


Entonces, valoras la situación y te planteas conocer gente nueva ¿por qué no? Pero cuando eres adulta ya no es tan sencillo como cuando eras niña y hacías amigos en el parque tan rápido como se te caían las migas del bocadillo. Cuando eres adulta los círculos están más cerrados y es más difícil pero ¡oh! ¡oye estamos en el siglo XXI y existe internet! Así que buscas amigas a través del ciberespacio. Bueno, como me estáis leyendo en el ciberespacio, ni qué decir tiene que hay especímenes de todo tipo de los que parecen demasiado bonito para ser cierto, de los que te hacen ampliar conocimientos buscando cómo se bloquea a alguien en ese chat o foro y hasta de los que no les falta un tornillo sino cuatro. Pero, en mi experiencia, de lo que más me he encontrado hasta ahora es de buscadoras de contenedores de basura emocional, es decir, personas que sólo quieren desahogarse y contarte su vida porque seguramente también se sienten solas y no tienen a nadie con quien hablar (como tú) pero no se dan cuenta de que están siendo egoístas y de que tú a tus treinta y tantos sabes cuánto vale tu tiempo y para desahogarte de forma exclusiva pues mejor escribir en un papel, contárselo a tu gato o hacerte un blog como éste, pero desde luego no hacerle perder el tiempo a la persona que tienes delante tratándole como si su vida te importara una mierda. Perdón por la brusquedad pero es que...hay gente que no sólo es egoísta sino además maleducada y eso ya me puede.

Así que al final parece el pez que se muerde la cola porque se te quitan las ganas de conocer gente nueva, te centras en tu chico, en tu trabajo, en ir al gimnasio, en tu familia o por qué no, empiezas a plantearte que una de las ventajas de tener hijos es que al menos durante unos años no te sentirás sola como hoy, porque habrá un enano (espero que sean enanAs) deseando pasar el tiempo contigo, contarte cosas y preguntarte mil más!!

Un abrazo a ti que me lees!!