sábado, 27 de noviembre de 2010

Un desconocido me regaló un libro

A veces llego a casa cabreada. Conmigo. Con el mundo. Con esta sociedad en la que vivo. No lo sé. Me cabreo porque me encuentro con alguien trepa y superficial en el trabajo. Con personas egoístas. Con otros que hacen daño gratuitamente. Con alguien al que he ofrecido mi cariño y mi amistad y me lo ha cambiado por desengaño y demás cosas que duelen.

Por suerte no pasa a menudo. Pero hay días en los que piensas que todo el mundo va a su puto rollo y es un egoísta de mierda. Que la gente se mueve por interés exclusivamente. Y te sientes la última idiota que piensa que la amistad es estar ahí siempre (sobretodo en lo malo), que el amor es disfrutar cuando tu ser querido es feliz, que sonreír no cuesta un euro y hace feliz a todo el que lo ve, que... cosas que no tengo claro si están bien o mal aprendidas. Si me tragué todos los cuentos edulcorados. Pero me gusta pensar que puede haber un mundo así.

Sinceramente puedo contar a mis amigos con los dedos de una mano. Como veréis no son muchos, pero son Amigos con mayúscula, de los buenos, de los que te escuchan en lugar de oírte, de los que comparten tardes contigo que cambiarías por días de vacaciones enteros. Como todos también he conocido los desengaños amorosos pero puedo decir sin ninguna duda que he encontrado al amor de mi vida, sólo él y yo sabemos lo bien que estamos juntos. Mi familia no es ejemplar ni mucho menos pero cuando pasa algo gordo hacen como las plaquetas de La Vida es Así y crean una piña para aliviar mis heridas. Así que quizá los cuentos que me contaron sí que existen después de todo, sólo que no todos tienen la suerte de vivirlos.

Durante la peor época de mi vida (de la cual me alegro haber pasado porque aprendí mucho) me ocurrió algo que rompió los esquemas. Como el sonidito ese que aparece en las pelis como si rayaran un disco y todo se paralizase. Estaba hecha una verdadera mierda por motivos que no vienen al caso, hasta el punto de no levantarme de la cama ¿para qué? pensaba yo entonces. Me pasaba el día como una zombi, bueno no voy a dar más detalles. Depresión nivel 10, ok? Imaginaros a mi madre, la pobre. Si habéis leído mi blog desde hace tiempo sabréis que mi madre y yo tenemos una relación dificililla porque somos muy diferentes pero nunca he puesto en duda que me quisiera (sólo que su manera de demostrarlo... bueno, eso es otro tema). Total que la pobre un día lo estaba comentando en el trabajo, que ya no sabía qué hacer conmigo, que se sentía impotente, que le dolía mucho verme así. Pues, poco después de comentarlo, ese mismo día después de la hora del desayuno un compañero con el que no tenía mucha confianza porque era un trabajador sustituto que un día está aquí y otro allí le regaló un libro para mí. El chico oyó lo que contaba mi madre y salío sin pensarlo a la tienda, eligió Déjame que te cuente de Jorge Bucay, me lo dedicó y se lo dio a mi madre para que me lo diera. Mi madre se quedó de piedra claro.

Cuando llegó a casa, yo estaba durmiendo (al medio día, para variar, dormía como 16 horas, una barbaridad!!). Total que me explicó que había estado comentando mi situación en el curro y antes de que me diera tiempo a echarle la bronca por airear mis intimidades con desconocidos me dio el libro. Yo también me quedé de piedra. Me chocó muchísimo el gesto y me puse a leerlo en seguida.



Creo que me lo leí en tres días y controlándome mucho, porque la verdad lo hubiera leído de una sentada, pero no es de esos libros. El libro en sí, para quien no lo conozca, es una recopilación de cuentos para adultos hilvanados a través de la historia de un chico que va al psicólogo y éste le cuenta los cuentos relacionado con sus inquietudes. Bueno, me cambió la vida, literalmente. Desde aquel momento me reactivé y empecé a hacer algo para cambiar mi situación. He de decir que aprendí muchísimo de los cuentos, de hecho se ha convertido en mi libro de cabecera y lo releo a menudo al azar. Es de esos libros que cada vez que los lees parece la primera vez porque dependiendo del momento de tu vida le das una lectura u otra.

Sin embargo, lo que me hizo salir de la cama no fue tanto el contenido del libro sino el gesto. El hecho de que un absoluto desconocido me regalara un libro y me lo dedicara me hizo recobrar la esperanza. Volví a creer en que el mundo no es tan malo. Todavía hay esperanza, todavía existen personas con buen corazón, personas altruístas de verdad, personas dispuestas a mejorar el mundo.

¿Alguna vez alguien o algo os ha cambiado la vida por completo? Para bien eh!

lunes, 22 de noviembre de 2010

¿Complejo de superwoman?

¿A veces tienes días que se te hacen eternos? ¿O días que desearías que tuvieran más horas porque no te da tiempo a acabarlo todo? Eso nos pasa a muchas. No quiero sonar feminista pero lamento decir que desde mi experiencia conozco a más supermujeres que superhombres. Las mujeres tenemos que rendir en todas las facetas: madre, hermana, amiga, trabajadora, hija, esposa, etc. Y eso sólo los roles principales, porque luego la mayoría vienen con sub-roles ¿cuántas de vosotras tenéis también que ser multifunción en el trabajo? Yo soy profesora -admito que me encanta- pero es agotador. Un profesor tiene que hacer de padre, amigo, psicólogo, actor, cómico, artista, administrativo, y mil más. Mi madre, sin ir más lejos, en su rol de madre y ama de casa hace de: economista, supervisora de compras, jefa de dirección, técnica reparadora, gabinete psicológico, etc de la familia. Eso prinpalmente por ser mujer (hay excepciones por supuesto). Lo digo porque la mayoría de hombres tienen dos funciones: trabajo y su tiempo libre. Y si tienes suerte igual se portan en casa o en la relación. Pero nada más. Mis amigas van todas de culo (como yo), es todo un acontecimiento intentar vernos todas a la vez, parece una cumbre a lo G20. Mis amigos en cambio, puedes llamarlos para tomar café cuando quieras que casi siempre están disponibles. ¿Se organizan mejor? NO. Tienen menos cosas que organizar.

Y ya para colmo si eres una persona hiperactiva, llena de ideas, proyectos y con ganas de aprender, mejorar y superarte a diario... eso ya es la élite. La élite no conoce el tiempo libre como tiempo de ocio sino como tiempo para aprovechar para hacer más cosas todavía. Sentarse en el sofá a ver una peli no es suficiente, hay que estar haciendo más cosas a la vez. Por ejemplo: ver una peli, que a su vez sea en versión original para repasar un poco el inglés, mientras tu gato se duerme en tu regazo y le mimas un poco y tú aprovechas de camino para coser. Ese fue mi plan de ayer por la tarde (domingo). Pero puedo rizar el rizo: estaba viendo la peli en el pc, sentada en mi cama, así que tenía el ratón al lado y mientras hacía todo eso iba descargando cosas. ¿Cómo lo hago? Práctica. Llevo desde que nací con una agenda diaria en la que no hay ni un espacio en blanco.

Hay días que ya no puedo más. Me canso. Me siento agotada física y/o mentalmente y me dan ganas de mandarlo todo a la mierda en un acto de rebeldía y no levantarme de la cama. Luego respiro hondo y pienso en algo muy concreto: tengo una tía que está soltera (cincuenta y tantos). Vive en un pueblo muy pequeño (menos de 200 habitantes) y tiene una paga por cierto grado de invalidez (nada que no le permita hacer una vida prácticamente normal). No trabaja, apenas sale de casa lo justo para ir a comprar y sólo mantiene contacto habitual con dos vecinas de su calle que para colmo no le caen muy bien. Cuando viene a visitarnos (ella tiene un piso aquí, en "la gran ciudad") se queja de que se siente muy sola. Nos pone verdes y multicolores porque no vamos a visitarla y no nos pasamos la tarde en su casa como hacíamos antes (nota: antes también venía mi abuela y por supuesto íbamos a verla porque la mujer no estaba para muchos trotes). Mi tía y yo siempre acabamos discutiendo por las mismas cosas: yo le comento que todos nos sentimos solos, que incluso cuando vives en una casa con más gente te sientes sola. Que hoy en día todo el mundo va a su bola principalmente porque trabajamos muchas horas y tenemos muchas responsabilidades, lo cual equivale a poco tiempo libre que destinamos principalmente a ducharnos y dormir. Ella no lo entiende. A mí también me cuesta entender que haya personas que carezcan de ilusiones, proyectos, metas, etc en la vida. No tiene ni parece que haya tenido ninguno nunca. Hasta hace unos años que vivía mi abuela todo iba bien porque vivía volcada en ella. Desde que falleció parece que no ha superado su muerte. Creo que lo que le pasa es que mi abuela era su única misión/ilusión en la vida. No ha sabido encontrar más.

Me parece muy triste. He intentado mostrarle mi punto de vista y animarla a que se apunte a cosas, que cultive aficiones, que conozca más gente. Se niega.

Puede sonar egoísta pero cuando tengo un día estresante y me planteo por qué hago tantas cosas me acuerdo de mi tía y otras personas parecidas que conozco y me doy cuenta de que hago tantas cosas porque tengo ilusiones, aspiraciones, me gusta aprender, me siento realizada haciéndolas y si tuviera el tipo de vida que tiene mi tía no sería feliz. Por mucho que me den ganas a veces de no tener nada que hacer. Sé que si no tuviera nada que hacer, sería una muerta en vida.


Un beso a todas las "superwomans" que día a día sobreviven y encima son capaces de esbozar una sonrisa y hacerlo con sentido del humor. ¡Ánimo!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿A dónde viajais mentalmente?

Soy una persona muy mental. Para todo. Mi ex me solía decir que tenía un gran mundo interior. Lo único inteligente que dijo. La verdad es que para mí, mi cabeza es mi mejor amiga y mi peor enemiga (en inglés se llama frenemy, para que también sea un post educativo :P).

Pero esta vez quiero hablaros de la faceta buena. Cuando estoy cansada, depre, agobiada, etc, busco un momento de tranquilidad: cierro los ojos, me pongo los tapones en los oídos, me tumbo y relajo todo el cuerpo ¡y despego!

Viajo mentalmente. Busco un lugar en el que me apetezca estar en ese momento y desconecto. A menudo lo hago por las noches y me duermo en mitad del viaje. A veces me apetece irme a una playa de Cancún de las de folleto turístico

Uno de mis destinos mentales favoritos, sobretodo si piensas en sentir el calor del solecito sobre tu piel y de fondo las olas del mar. Ideal.

Sin embargo, mi destino viajero mental por excelencia es Nueva York. Concretamente Central Park. No sé qué tiene, es un sitio en el que no he estado pero siento que es mágico, que me encantaría estar.

En invierno:
Patinando:


En verano:

Hay un videoclip que no me canso de ver simplemente porque hay una pareja paseando por Central Park (espero que sea Central Park porque sino ya me vale...)



Me encanta viajar mentalmente. Ojalá un día supere el tema de los aviones y pueda ir de verdad, pero de momento y gracias a la tecnología puedo disfrutar de muchos sitios desde casa.

¿Y vosotros? ¿Viajais mentalmente? ¿A dónde os gusta ir?

lunes, 15 de noviembre de 2010

¿El invierno te puede? Quizá tengas TAE

Cuando los días empiezan a hacerse más cortos y hay menos horas de sol, normalmente a todos nos pasa que tenemos menos ganas de todo. Sin embargo, existe un pequeño porcentaje de la población al que esta falta de luz afecta de manera severa en su vida diaria. A medida que se va acortando el día sienten:

- Fatiga o cansanció físico
- Problemas para conciliar el sueño o incluso exceso de sueño durante el día (incluso habiendo dormido bien por la noche)
- Falta de ganas, motivación, interés por cualquier tipo de actividad
- Cierto grado de tristeza o angustía
- Cambios en el apetito con su consiguiente pérdida o aumento de peso

Y un medianamente largo etcétera.

A mí desde hace muchos años me pasa que en cuanto entra el otoño se me quitan las ganas de todo. Incluso cosas que antes me hacían ilusión y sé que me siguen gustando dejan de despertar interés en mí. Tengo sueño a todas horas, me siento pesada y fatigada sin motivo. Los caprichos en forma de dulce aumentan desmesuradamente y no tengo ganas de NADA.

Pues para los que estéis en la misma situación que sepáis que se trata de un tipo de trastorno llamado TAE (Trastorno Afectivo Estacional). Al parecer nuestro cerebro no lleva muy bien la falta de luz solar comparada con el verano y nos la juega creando un desequilibrio químico que se traduce en varios de los síntomas antes mencionados.

¿Qué si tiene tratamiento?

Pues sí y no. Al parecer en casos severos-severísimos pueden recetarte algún tipo de antidepresivo o una terapia a base de luz. Se ve que existen unas bombillas especiales que reproducen una luz similar a la solar y recomiendan una exposición de unos 30 minutos diarios o algo así he leído. Sin embargo, al tratarse de un trastorno estacional lo más recomendable es que cada uno lo lleve como pueda y sobretodo con mucha paciencia ya que a medida que se vayan alargando los días nuestro pesar irá menguando.

En pocas palabras: hay algunas personas que funcionamos a base de luz solar y cuando no hay pues funcionamos más bien poco. ¡Un asco!

Yo personalmente lo llevo fatal. Tanto mi trabajo como mis aficiones requieren de mi cabeza y mi concentración y mi interés en estos momentos son prácticamente nulas. Por suerte, trabajo por la mañana y al menos soy capaz de rendir en el trabajo pero digamos que después de comer sólo estoy físicamente porque mentalmente las neuronas se me ponen en huelga y me mustio como una flor.

Consejos que a mí me funcionan:

-Intenta aprovechar levantándote en cuanto salen los primeros rayos de luz y dejando las actividades más pesadas para las primeras horas del día.

-Procura reducir la ingesta de grasas y alimentos pesados (incluídos los dulces), inténtalo!

- Haz deporte. Esto es esencial. La verdad es que en cuanto haces deporte parece que la circulación reactiva el cerebro y las neuronas de guardia se activan. Sin embargo, reconozco que a pesar de ser una idea excelente precisamente lo jodido de este dichoso trastorno es que cuesta horrores despegar el culo del sofá, ponerse el chándal y sobretodo moverse. Hace falta toda tu fuerza de voluntad y la del que tienes al lado.

-Busca actividades que te encanten, tus actividades favoritas y prueba a empezar. A veces todo es empezar. Si aún así no hay manera, pues trata de hacer actividades que no requieran mucho esfuerzo mental, actividades más bien mecánicas.

-Cuando tengas que realizar alguna tarea -sobretodo por la tarde- intenta quedar con alguien para llevarla a cabo. Te será mucho más llevadero y te ayudará a desplazar esa especie de pereza que nos invade el cuerpo.

- Es normal que te sientas decaído y falto de ganas pero no te culpes. Igual que hay días que te levantas contento sin motivo también habrá días que estés triste también sin motivo. Yo, desde mi experiencia, por mucho que lo analizo todo veo que soy feliz y todo está bien. El problema es que aunque sé que soy feliz, no me siento feliz. Conclusión: el cerebro que es un tramposo, hay qu ser más listo --> no te culpes de cosas que no son culpa tuya.

- Piensa que cada día que pasa queda uno menos para que los días empiecen a ser cada vez más largos y productivos. Aprovecha las épocas de sol durante el año para rendir el doble que ahora. Y mientras tanto, relájate y disfruta de un poco de paz. Ya llegará el verano.

- Aunque no tengas ganas ponte música. Eso siempre anima. Ojo con la música que eliges (Alex Ubago por ejemplo prohibidísimo, no por gusto musical sino por sentido común con tus síntomas).

-Quizá es buena idea que comentes a tus seres queridos cuál es tu situación, más que nada para que no se preocupen pensando que estás deprimido. Digamos que lo estás pero no lo estás.

A todos los que os interese el tema: consultar con vuestro médico, buscar información en fuentes fiables, etc. Yo aquí digo las cosas basándome en mi experiencia, no en ningún estudio científico. Así que...

¡ánimo que ya queda menos para el veranito!

Justificar a ambos lados

sábado, 6 de noviembre de 2010

Down to Earth (again)

Casi 2 meses después. Aquí estoy. Volví a desaparecer. Dicen que el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, pues yo no sé cuántas llevo ya. Os presento a una de las piedras que reaparecen en mi camino a menudo: olvidarme de mí. Forma parte de mi carácter extremista y cada vez menos obsesivo que por suerte ya va mejorando: cada vez que tengo un problema/asunto me centro tanto en él que pierdo el sentido del resto de las cosas.

¿A vosotros os pasa? A mí me pasa que me obsesiono con algún aspecto de mi vida y anulo por completo los demás. Me ocurrió durante años hasta que encontré el amor, estaba tan obsesionada con encontrarlo que no veía que había otras cosas en mi vida que también era importantes. Me pasa cuando me propongo empezar una dieta, sólo pienso en calorías gastadas y calorías consumidas. Me pasa cuando empiezo un trabajo, todo son proyectos por empezar. Por suerte voy variando, hay personas que se pasan años o toda una vida encalladas en uno de los aspectos. La típica amiga que siempre está hablando del mismo tema: los tíos, su madre, su novio, la moda, el curro, etc. Monotema. Le tienes cariño pero a veces raya.

Pues eso me pasa a mí, casi que me rayo sola. Esta última vez me ha dado por el trabajo de nuevo. Se me metió en la cabeza probar a preparme oposiciones. Resultado (3 semanas después): agotada física y mentalmente, estresada, a mi novio sólo le he visto porque me traía fotocopias, 2 kgs de más de pasarme todo el día en una silla, múltiples dolores musculares de la dichosa silla, principio de ansiedad y casi de locura. Al final he tenido que dejar de preparlas (muchos motivos, no hace falta pegar el rollo aquí). Simplemente, no es mi momento.

Ahora me siento libre. Es como si mis pulmones tuvieran más espacio para expandirse. Los músculos se han destensado. Ayer pasé una tarde de lujo con mi chico y he dormido bien. Todo lujos que se nos pasan por alto a menudo.

Todo eso me ha recordado un cuento, uno de esos que me encantan. No recuerdo los detalles pero en esencia...

Dicen que un exitoso hombre de negocios salió a pasear por la playa con su perro una mañana soleada de verano. A mitad del paseo oyó a su perro ladrar a una pequeña barquita de madera y se acercó por ver a qué venía tanto alboroto. Dentro de la barquita encontró a un pescador aproximadamente de la misma edad que él echando una siesta. El hombre se disculpó con el pescador por los ladridos de su perro, a lo que éste le restó importancia y ambos entablaron una pequeña conversación:

- ¿Usted también está de vacaciones? - preguntó el hombre de negocios.
- No. Yo trabajo todos los días del año, nunca tengo vacaciones - contestó el amable pescador.

- Pero hoy está usted aquí en la playa descansando y tomando el sol. Eso son vacaciones.
- No es así, lo que ocurre es que hoy ya he terminado mi jornada laboral y puedo descansar el resto del día.
- ¿Y no piensa aprovecharlo para trabajar más horas?
- ¿Para qué?- preguntó el pescador- Ya pescado lo suficiente para comer hoy.

- Pues hombre, para aumentar sus ganancias.

- ¿Y para qué? -contestó de nuevo el pescador.

- Para crear su propia empresa.

- ¿Y para qué?

-Pues para poder tener a sus propios trabajadores acumulando ganancias para usted y así usted podría pasarse el día descansando.

Tal y como dijo esta última frase el pescador sonrió y siguió durmiendo su siestecita y el exitoso hombre de negocios se dió cuenta de lo irónico de la situación.


Espero que os haya gustado. ¡Qué tengáis un buen día!