viernes, 28 de septiembre de 2007

Aprender a desaprender

A lo largo de nuestra vida vamos absorbiendo de todo, incluso a veces criticamos algo que sin darnos cuenta y aunque nos parezca mal hemos interiorizado irremediablemente. A mí me pasa eso con mi madre concretamente. Somos muy distintas y según mis principios, mi punto de vista, mi estilo, etc. ella está totalmente equivocada en el modo de afrontar o enfocar muchas situaciones o planteamientos de la vida. Un ejemplo de ello es lo del tradicional refrán “después de la tormenta viene la calma”. Mi madre esto lo tiene bien sabido y entre tormenta y tormenta no descansa. Cuando algo va mal porque va mal y cuando algo va bien ojo que está a punto de fastidiarse, no te relajes. Es decir, ella nunca vive el momento presente siempre está más allá. Siempre tiene en la boca coletillas como “si hubiera”, “podríamos haber”, “por si acaso”, etc. son lo que yo llamo el saco de los “porsiakas”. Y así no vive, le pasa como a otro famoso dicho por Mª Teresa de Jesús: “Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero que muero porque no muero” pero adaptado a ella. Siempre está pensando en cómo hacer las cosas mejor de las que las hace en lugar de disfrutar de lo bien que las ha hecho. Cuando yo era pequeña si sacaba un 9 me exigía un 10 y si sacaba el 10 me decía que no podía relajarme porque tenía que ser siempre así y en lugar de premiarme por ello no le daba importancia, porque era lo normal (lo que se esperaba de mí). Vive en una especie de Gran Hermano imaginario en el que cree que todo el mundo le observa y está pendiente de ella y siempre hay que hacer las cosas de determinada manera (como lo hacen los demás). Pero no todos los demás, sino los que lo hacen bien. Ejemplo: cuando estaba estudiando me decía que tenía que trabajar puesto que se podían hacer ambas cosas a la vez y había gente que lo llevaba divinamente, yo le decía que también había otra gente que sólo hacía una cosa o ninguna pero eso no contaba. Pero no os creaís que se ha conformado nunca porque cuando trabajaba y estudiaba me decía que tenía descuidada las tareas de las casas, a mi chico, a mis amigas o el deporte. Es decir. Siempre más. Pues bien, me gustaría empezar a desaprender lo aprendido. Quiero muchísimo a mi madre y sé que siempre lo ha hecho todo con su mejor intención pero ya soy grandecita y he decidido tomar mis propias decisiones (llevo intentándolo unos 7 años pero no hay manera… siempre seré su hija pequeña). Estoy deseando independizarme sobretodo por el hecho de tener mi propio espacio y de poder sentarme a ver una película sin tener que oír “¡Qué bonito! ¿Es que ya lo tienes todo hecho?”. Le he explicado mil veces que nadie lo tiene todo hecho nunca pero que hay que racionar las cosas y lo mismo que uno trabaja X horas al día también tiene derecho a descansar y disfrutar de momentos de ocio, pero qué le voy a contar a ella si no sabe lo que es eso L Las vacaciones, por ejemplo, para ella son sinónimo de no parar excepto para dormir y recorrerse todo lo que sea posible visitar en el lugar en el que se encuentre. No es que a mí no me guste ir a visitar lugares o elementos turísticos pero yo considero que las vacaciones son para descansar, estés donde estés. Tienes que desconectar y para eso no puedes estresarte. A veces le digo que me gustaría ir a Roma y pasarme una tarde entera tomando un capuccino con mi chico en la Piazza di Spagna en Roma y pasar la tarde hablando o leyendo un libro en la terraza del café y eso le saca de sus casillas. ¡¿Cómo ir a Roma y sentarse?! Cada vez estoy más saturada de la educación que ella recibió y que lamentablemente me transmitió (una vez más involuntariamente). A veces me da pena porque ella no se da cuenta y al menos yo tengo salvación porque estoy siendo consciente de ello y puedo evitarlo. Todo no, está claro. La obsesión por la limpieza y el orden es algo que heredé de ella y que jamás lograré quitarme de encima, pero bueno, tampoco me importa demasiado ese tema. Sin embargo, el hecho de sentirme culpable cada vez que no estoy estresada y hasta las cejas de trabajo no lo soporto. Estas son mis primeras vacaciones desde que terminé el instituto. Desde entonces he pasado los veranos trabajando y estudiando y esta es la primera vez que no estoy haciendo ninguna de las dos cosas. Ahora mismo estoy esperando que salgan las listas de la Generalitat y me convoquen como interina en algún instituto y mientras tanto aquí estoy en casa y haciendo respiraciones para controlar mi ansiedad porque me da miedo a la vez que me hace ilusión dar este nuevo paso de entrada en mi sueño de ser profe pero sobretodo porque me siento culpable de tener tiempo libre (a pesar de tener la casa reluciente). Lo dicho, lo mejor sería desaprender lo aprendido, intentaré trabajar en ello y con más profundidad cuando logre independizarme y forjar un hogar nuevo con nuevos principios como por ejemplo tal y como dice René Russo en la película de Míos, tuyos y nuestros “el hogar esté hecho para la libre expresión, no para causar buena impresión”. También hay otra frase que leí en algún lugar que decía que no debíamos sentirnos culpables o temer a disfrutar de un buen momento por el miedo a pagarlo en el futuro ya que todo lo bueno que te pase lo has pagado de antemano. Así que intentaré ver estas vacaciones como el resultado de años de sacrificio y trabajo sin vacaciones y disfrutaré de ellas. O al menos lo intentaré!




06 Septiembre 2007 12'20h

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