lunes, 22 de septiembre de 2008

Solos

Sabido es de todos que el ser humano nace y muere solo. Y porque no le queda más remedio porque la verdad es que a todos nos gusta estar acompañados, sobretodo en las situaciones nuevas que puede que nos den un poco de miedo. La soledad es un tema del que se ha escrito y hablado mucho, sencillamente porque es uno de los puntos débiles del ser humano. Sentirse solo es algo muy triste y desolador. No sabría decir si es más triste sentirse solo porque uno está solo o sentirse solo aunque uno esté rodeado de gente. A mí me pasa a veces e imagino que puede que sea algo bastante común. Me siento sola aun estando rodeada de mi gente. Incluso a veces dudo entre si realmente me siento sola o se trata de un sentimiento de incomprensión. Me refiero a esas situaciones en las que tratas de transmitir algo y ves que no llega y te sientes solo, aislado. Suele ocurrir en extremos de exagerado entusiasmo o profunda tristeza o angustia. Intentas explicarle a alguien lo contenta que estás porque por fin has logrado eso que tanta ilusión te hacía y que tantos años intentas lograr y quieres decirle que tienes ganas de coger el mundo con una mano y darle un bocado de lo grandiosa que te sientes y te encuentras con que tu "oyente" te da una palmadita en la espalda acompañada de una sonrisa y sigue conversando con el de al lado. Te sientes incomprendido. Lo mismo o peor pasa cuando te sientes angustiado, triste, deprimido y tratas de desahogarte contándole tus preocupaciones a otra persona buscando empatía, comprensión. Y esa persona te dice:"Ya. Oye por cierto, antes de que se me olvide..." y te cambia de tema. En esos momentos yo me desespero. Me siento muy sola e incomprendida y lo peor es que me entra una mala leche que al final casi prefiero desaparecer a dejar salir mi ira contra el mundo, un mundo para el que a veces me siento insignificante. Cierto es que cada persona vivimos la vida de una manera y que puede que lo que para unos es un obstáculo insalvable para otros no represente más que un escalón habitual y no sepa darle la importancia que tiene para el otro. Es por eso que me enfado la mayoría de las veces. Porque vivimos con tanta prisa y estrés que nos hemos vuelto unos egoístas ególatras y no nos paramos a pensar en las personas, solo en los hechos. Escuchas los problemas de alguien y piensas "no es para tanto, eso me ha pasado a mí así de veces" y no te das cuenta de que se trata de empatía, apoyo y comprensión y que para eso la vanidad no tiene cabida.
Sé que todos nos sentimos solos a veces. E incluso otras veces necesitamos estar solos, queremos que desaparezcan todos, que se pause el mundo y tener un ratito de tranquilidad. Pero la soledad deseada no tiene nada que ver con el sentimiento de soledad involuntaria.
La mayoría de las veces llego a la misma conclusión cuando me pasan estas cosas: pienso que la solución es aceptar que estamos solos, queramos o no. Que hemos venido a este mundo de paso y nos hemos encontrado con otros que también están de paso y a veces hemos confundido eso con estar juntos. No es lo mismo que te encuentres a otro compatriota en otro país y te de alegría verlo aunque no le conozcas a largarte a otro país con un compatriota tuyo. Creo que a veces confundimos estas cosas. Al final lo que mejor me funciona es buscarme a mí misma, busco a mi yo que llevo dentro y diálogo con ella. A veces el mejor amigo de uno mismo es uno mismo, es el único que te entiende realmente y siempre está ahí. Hay que ver lo que echo de menos esos tiempos de instituto en que tus amigos siempre tenían tiempo para ti y ante cualquier bajoncillo les llamabas y aparecían en menos de una hora. No como ahora que todos estamos cansados porque llevamos todo el día fuera trabajando, porque tenemos hijos, porque tenemos que llevar una casa, porque el poco tiempo que nos deja el trabajo se lo queremos dedicar a nuestra pareja o a nuestros hobbies. No como ahora que nos hacemos mayores y nuestros amigos ya no son los que vemos más a menudo sino los que tratamos de ver al menos una vez cada dos meses para que no se enfanden y nos echen la bronca.

Será el otoño y su falta de luz que me deprime...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad es parte de nosotros, lo malo que a veces no sabemos entenderla.

Biquiños.

Anónimo dijo...

Lo cierto es que hay muchos tipos de soledades, una cosa es estar realmente solo, otra sentirse solo, porque nadie nos toma en cuenta o porque no entienden lo que hacemos, decimos o sentimos.

El ser humano está hecho para vivir en sociedad, no para andar solo como la palmera, por eso necesitamos de personas que nos acompañen, nos apoyen, nos entiendad y con las cuales podamos ser nosotros mismos sin temor a ser juzgados. A lo largo de nuestro camino podemos encontrar varias de esas personas o esas personas de algún modo nos encuentran... doy gracias a Dios por ellas y ruego porque nunca nos falten.