viernes, 25 de julio de 2008

Life is a rollercoaster

Ese es el título de una canción de Ronan Keating muy pegadiza. La canción en sí no dice gran cosa pero el título es algo que se me quedó grabado. Y es que es verdad, en mi caso es verdad: la vida es una montaña rusa. Subidas, bajadas, alegrías, tristezas, emoción, miedo, ese cosquilleo agradable que se forma en la barriga, adrenalina, cerrar los ojos y dejarse llevar. Yo, al menos, emocionalmente vivo en una montaña rusa. Una vez más mi faceta extremista me lleva al blanco o al negro, cuando estoy bien estoy genial pero cuando estoy mal soy muy mala compañía. Supongo que todos tenemos fases y días, lo que pasa es que a veces pienso que la actitud hace mucho y que hay personas que ponen mucho de su parte para tener más subidas que bajadas. A mí me gustaría hacer eso también y el otro día en uno de esos días de bajada lo intentaba y lo intentaba pero no había manera. A veces cuando estás triste tu mente bloquea toda imagen feliz en tu cabeza y eres incapaz de recordarte o imaginarte sonriendo. Al final después de tanta desesperación concluí que cuando tuviera un día más lúcido me sentaría a poner las cosas en papel, que es como yo me enfrento mejor a los conflictos. A veces me funciona eso de dibujar el plano del laberinto con todos sus obstáculos incluidos para poder ver mejor cómo llegar a la meta. En fin, de todas formas, hace tiempo que leí una reflexión en algún sitio que me repito cuando estoy así para no sentirme mal: cuando te levantas llena de alegría y entusiasmo no te paras a buscar los motivos simplemente lo disfrutas y sigues adelante; por eso cuando te levantes llena de tristeza y desazón haz lo mismo, sigue adelante y déjalo que pase.

¿Y vosotros? ¿Pensáis que vuestra vida es comparable a una montaña rusa o más bien al tren de la bruja que es más lineal pero a veces te llevas un escobazo?

4 comentarios:

Dita Ciccone dijo...

yo creo que soy realista, y el haber sido independiente desde los 18, y andar con la maleta por el mundo, me ha enseñado a cuidarme de tal manera que me he cogido mucho cariño, y siempre busco lo mejor para mí... je. Pero la gente que me conoce dice que no soy sólo realista, sino demasiado optimista, tengo fe en el destino, en los milagros, creo en las coincidencias... pero se equivocan, no soy demasiado idealista, creo en la parte mágica de la vida y el azar, y me gusta dejarme llevar con alegría... que mis expectativas a veces son irreales y no se cumplen... pues para la próxima, yo mientras, feliz como una perdiz. Dos parámetros influyen en este modo de vida: que me quiero bastante a mí misma y que sé que el día menos pensado no estaré... agítalo, mézclalo y el producto es un idealista. Ojo, tengo mis días malos, pero suelen venir dados por excesos de monotonía, alguien que me toca las narices, u hormonas pre-menstruales.
Petonets

Anónimo dijo...

Yo sí creo que la comparación es aceptable, por ejemplo, de las montañas rusas siempre me gusta la sensación que tengo siempre que voy de subida, y es más que todo, por el estrés de pensar qué pasará cuando llegue a la cima y empiece a caer... Algo similar pasa en la vida real, cuando sabemos que estamos en el camino para alcanzar algo y da esa extraña sensación o miedo de perder eso, estropear las cosas y después caer en el vacío.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

A pesar de que me he independizado muy joven y he vivido muchos sube y baja sigo sin bajarme de esa montaña rusa. Para mi la vida, al menos la mia, es un contuno viaje en una montaña rusa.

Biquiños.

Anónimo dijo...

¡Hola!

Me siento muy identificada con tu caracter extremista.

Soy muy emocional, y cuando estoy arriba... presido el cielo...pero como este abajo...me uno al demonio..

Un beso, y disfruta de las vacaciones.