martes, 27 de noviembre de 2007

Estar malo

Cuando estás malo es cuando realmente te das cuenta de la suerte que tienes y lo bien que te sientes cuando no lo estás. Cuando te duele la cabeza, la barriga o una muela es cuando intentas recordar cómo te sentías cuando no te dolía y no logras recordarlo. Sabido es de todos que el bien más preciado en la vida es el tiempo, luego hay otras prioridades que cada uno organiza a su gusto como son: el amor, la familia, la felicidad, el trabajo, la paz interior, los amigos, etc. Pero todas estas cosas dependen de una sola: la salud. Porque sin salud no podemos disfrutar de ninguna de ellas. A veces nos dan una mala noticia, tenemos un mal día o una mala racha y alguien nos dice “bueno hombre, al menos tienes salud” y la mayoría de las veces fingimos valorarlo y alegrarnos pero en realidad es como todo: no lo valoras lo suficiente hasta que lo pierdes. Es entonces cuando tienes la gripe y te duele todo el cuerpo (dolor muscular) sin localizarse el dolor en ningún lugar concreto, cuando sientes que la cabeza te va a estallar de la congestión en el próximo estornudo y cuando te pasas el día poniéndote y quitándote capas de ropa debido a los sudores fríos cuando te acuerdas de eso que te dijeron. Que razón tiene esa frase. Yo me he pasado casi dos semanas entre gripe y constipado y al intentar volver a la normalidad casi se me había olvidado cómo era mi rutina diaria antes, lo bien que te sientes cuando te sientes bien y el placer que dormir del tirón. Algunos pensaréis que a veces viene bien estar malo porque te desestresas durante unos días, te hacen mimitos y tienes tiempo de ver la tv, cosa que por cierto la mayoría de la gente suele remarcar “anda que suerte, ahora aprovecha y vete al sofá con la mantita y el zumito y a ver la tv”. Pero lo cierto es que si estás malo de verdad ni tv, ni libros, ni ordenador, ni teléfono, ni salir, ni nada, ni nadie. No te apetece nada, sólo quieres estar bueno otra vez. Y cuando te curas, te alegras y lo valoras los dos primeros días pero al que hace tres otras preocupaciones más superficiales ocupan tu mente y te vuelves a olvidar de todo y te vuelve a poner de mala leche que te deje tu novio y alguien venga y te diga “anímate, al menos tienes salud”. En fin, yo soy de las que piensa que el ser humano sabe cuáles son las grandes lecciones de la vida, sólo que las olvida constantemente. Salud!

No hay comentarios: