sábado, 28 de agosto de 2010

Mi primer y único día en un gimnasio

Desde hace unos días se me ha metido en la cabeza comprarme una cinta de correr. Eso sí, para andar (rápido). He empezado a ponerme seria con el deporte y dejar de comer guarradas y sé que en cuanto vuelva al curro cualquier excusa será válida para posponer el ejercicio. Con el deporte me pasa igual que con la playa, cuando me pongo a ello me lo paso genial pero me da mucha pereza ponerme en marcha. Así que decidí elegir un deporte que supiera que no me daría pereza y que pudiera hacer en casa porque aunque nunca había ido a un gimnasio sabía que no era lo mío.

Me gusta hacer deporte sola por varias razones: inconscientemente compito con el que tenga al lado y lo paso mal, me gusta desconectar y odio que me den conversación mientras tanto, tener gente haciendo deporte a mi alrededor me desconcentra, etc. Así que desde hace años hago deporte en casa. Tengo una bici estática que me encanta (es de las que tiene respaldo) pero aburre siempre lo mismo. La elíptica he decidido venderla porque definitivamente no es lo mío; será cierto que trabaja todo los músculos del cuerpo porque cansa que no veas.

Volviendo al tema: decidí ir a un gimnasio para probar la dichosa cinta antes de volverme loca y comprármela en plan impulsivo. Así que mi novio y yo nos fuimos a un gimnasio de su ciudad. Elegimos uno que había estado yendo su hermano y que tampoco era de super lujo. La sala de fitness era una pista de fútbol sala llena de aparatos de fitness, bicis, cintas, etc y un trocito con un espejo para las clases. En cuanto me cambié de ropa me encontré a la monitora en el pasillo que me invitó efusivamente a unirme a la clase pero me dio no sé qué y aunque en casa hago vídeos de aeróbic y demás me dió corte y le dije que quizá luego, que era mi primer día. Me pareció muy maja, de esas chicas que te contagian la energía. Yo iba con un objetivo en mente: probar la cinta de correr. Nada más entrar me fui directa y empecé a darle a los botones y no hacía nada. Mi novio vino también y nada. He de decir que en total no había más de 10 personas en la sala de fitness por lo que empezaba a ser el centro de atención con tanto tocar botones y poner cara de 3567 entre 13. La monitora que estaba corriendo un poco en otra cinta se dio cuenta y a distancia empezó a gritarme:
Monitora: "tienes que darle al ON, el botón verde".
Yo, roja o más bien púrpura: "No, si ya... pero es que no va".
Ella "que sí mujer, tú dale al verde y al + y la cinta empieza a moverse".
Yo: "mmm es que no va..." (mi novio seguía toqueteando).

Al final se levantó un chico con una camiseta naranja que había al lado en una elíptica, tiró hacia arriba de un botón-palanca rojo que parecía hecho para avisar de que había un incendio y la cinta se puso en marcha. "Es que estaba bloqueada" le dijo directamente a la monitora. Yo al chico de naranja, tímidamente "gracias". Él--> sonrisa de "te he salvado eh" ¡y tanto que me salvó! sino todavía estaba allí tocando botones... En cuanto se puso en movimiento la monitora me dijo que la pusiera entre 5 y 6. Y en cuanto iba por 3 me sentía patosa e involuntariamente me iba hacia un lado así que me agarré a los cuernos de la cinta en plan lapa. Empecé a darle caña hasta el 5 que es un paso ligerito y pensé "no está tan mal". Iba a buen paso y cogida del todo porque eso sí, si me soltaba estaba segura de que me caería. La chica se acercó a ver cómo iba y le comenté que bien pero que me daba miedo soltarme y pegarme una galleta así que me dijo que no me soltara que ya llegaría un momento que me soltaría sin darme cuenta y que para ser el primer día hiciera 10 minutos, luego 10 de bici, etc.

Le hice caso y a los 10 minutos paré la cinta progresivamente y cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que llevaba un cebollón... no era dueña de mis pasos. Era como si tuviera vértigos, estuviera borracha, etc, quería andar recto y tenía la sensación de que me iba hacia el lado y me sentía mareada. De repente vi al de naranja sentado en un banco que no había dado cuenta de que estaba y me salvó de nuevo. Me miró y me sonrió y yo traté de mantener la mirada recta, secarme el sudor y rezar para mis adentros "por dios, que no me maree, que no me pase nada, que vergüenza". Fui al lavabo como pude a echarme agua y aunque me estaba meando no me atreví a cerrar la puerta por si me daba un yuyu, ya que seguía igual de mareada. Así que me aguanté y cuando salí y vi a mi novio corriendo en plan maratón en la cinta como si lo hiciera a diario me di cuenta de que no nos iríamos para casa tan pronto. Así que me senté en una bici estática con respaldo a ver si se me pasaba el mareo sentada.

En cuanto me senté me di cuenta de que me quedaba corta. Así que empecé a mirar rápidamente cómo narices se regulaba hasta que encontré una palanquita. Creo que tardé unos 2 minutos en adecuarla. Luego empecé a darle a los botones y no se encendía nada. Harta de ser la novata-gafe, deseé que nadie se diera cuenta y empecé a pedalear igualmente. Al rato un chavalín se sentó en la bici de al lado, reguló el sillín en 10segundos y en cuanto tocó la pantalla se iluminaron todos los botones y la configuró. Se dió cuenta de que la mía estaba parada y no dijo nada, la verdad es que casi se lo agradecí.

Después de 15 minutos de estática un pelín menos mareada y viendo que mi novio se había planteado llegar a Valencia corriendo decidí volver a la caminadora pero esta vez a caminar muy despacito. Me sentía mareada todavía pero prefería moverme a quedarme quieta y que se moviera todo a mi alrededor. Al final volví a darle más caña porque me sentía cómoda y pude hacer media horita más hasta que mi novió decidió dejar la carrera a la altura de Castellón calculo yo...

Me fui para la ducha con un cebollazo... lo cierto es que se me olvidó llevar agua y estoy acostumbrada a beber una media de 1 litro cuando hago ejercicio y creo que eso y el hecho de que me pareció que el sitio no tenía suficiente ventilación puede que fueran los causantes de mi castañazo. En cuanto me metí debajo de la ducha me sentí un poco mejor. Al salir saludé a la monitora que me contestó muy maja y me fui con mi novio intentando no pegarme contra ninguna pared en busca de azúcar. Jamás me ha sentado tan bien y he notado tan pronto las vitaminas de un zumo aunque no sea natural.

Estuvimos un rato sentados en un banco mientras nos daba el aire. Y para casa.

Hoy, casi 3 días después todavía tengo agujetas en la parte frontal de las piernas y al día siguiente me moría de hambre todo el rato. Así que lo que yo creía que era un "paseíto" se convirtió en una verdadera sesión de ejercicio cardiovascular.

Conclusiones acerca de la cinta de correr:

- Nunca me había cansado andando al aire libre por muy rápido que fuera pero lo cierto es que la maquina te obliga a no bajar el ritmo ni un segundo y eso se nota. Ejercitas más que al aire libre.

-Me gusta más caminar al aire libre por ver cosas, distraerte y que te de el aire literalmente. Sin embargo, sé que no lo voy a hacer como rutina de ejercicio porque no me gusta ir sola a caminar y en cuanto se hace de noche a las seis de la tarde ya no me gusta mucho salir a la calle.

- Cuando estuve en Decathlón me gustó mucho un modelo de máquina que se plegaba y no ocupaba nada de espacio pero creo que me acabaré comprando uno de esos mastodontes que ocupan más porque me he dado cuenta de que los cuernos de la máquina son muy importantes y la estabilidad así como la inclinación también.

- He averiguado preguntando en foros de fitness que lo del mareo es habitual al principio. De hecho, recuerdo que cuando me bajo de una cinta automática en el aeropuerto por ejemplo también me siento un poco torpe.

- Decisión: me compraré la cinta más adelante, en cuanto me recupere un poco económicamente. Creo que le sacaré bastante partido por mucho sitio que ocupe. La salud por encima de todo.

Conclusiones sobre ir al gimnasio:

- Si estás empezando a hacer ejercicio no te apuntes a un gimnasio porque la gente que va habitualmente ya está acostumbrada y tú sin darte cuenta te metes más caña de la que deberías intentando ponerte a su altura.

- Aunque los demás no me miren me siento observada igualmente. Es un acto reflejo. Cada vez que tropezaba en la dichosa máquina alguien se giraba.

- Normalmente la gente en los gimnasios es maja y amable. Gente sana. Aunque parezca que te miran en plan "mira que pardilla" en cuanto les preguntas te suelen ayudar muy amablemente. La gente suele ir a hacer deporte, no a burlarse de nadie.

- Me he dado cuenta de que casi todos los ejercicios que ofrecen las máquinas de los gimnasios (que me puedan interesar personalmente) los puedo hacer en casa con mis pesas o mis cintas elásticas.

- He confirmado que me encanta hacer deporte en casa y que efectivamente no soy carne de gimnasio.

Una recomendación si estás pensando en apuntarte a un gimnasio: quizá será mejor que pagues una entrada de un día o de un mes para comprobar si realmente te gusta a pagar un año entero y que no aparezcas por allí más.

2 comentarios:

Trasto dijo...

Vaya telita con tu dái de gimnasio!! Dudo que vuelvas no? jeje. Ya se me han kitado las ganas de apuntarme a mi jejeje. Por cierto, muy buena recomendación esa de apuntarse primero un día para ver como es... me lo apunto!!!
Besos Brit!

Anónimo dijo...

yo fui al gimnasio y se me me inflamaron los tobillos y las rodillas y no pude caminar por 3 dias de alli decidi que el gimnasio no era para mi