miércoles, 9 de abril de 2008

IN MEMORIAM…

Bueno, después de todo este tiempo out, no sé si estoy lista para volver pero lo voy a intentar. De hecho a veces pienso que la vida –al menos, mi vida- está compuesta de intentos y de re-intentos. Intentar volver a la normalidad después de todo lo que ha pasado no creo que sea posible, de hecho empiezo a pensar que eso de la “normalidad” no existe. A veces te estancas y te acomodas a un ritmo de vida en el que todos los días te parecen iguales o casi idénticos, pero en realidad no lo son. Ya me lo dijeron en clase de ética en el instituto citando a un filósofo que no recuerdo, que decía algo así como que un río no es nunca el mismo río, porque cada momento de la vida es irrepetible y no es igual el objeto de observación en un instante que en el siguiente. Era algo así, quizá no tan enrevesado, pero en esencia quería decir que nada nunca es igual de lo que una vez fue. Esto es algo de lo que a veces somos conscientes aunque la mayoría del tiempo no reparamos en ello. Sin embargo cuando algo importante golpea tu vida de una manera tan drástica como ha golpeado la mía, sientes como si fueras un cubo de Rubik al que han movido todas las piezas de colores y aunque en teoría sigues siendo el mismo cubo no te sientes así. Todo está descolocado.

Hace unos meses tuve que dejar de escribir porque toda mi energía se centró en mi abuela. Empezó a encontrarse enferma y juntos empezamos toda una cruzada por médicos y hospitales para averiguar la causa de su mal. Después de varios diagnósticos vacíos o equivocados y de tener que luchar contra la impotencia que se siente cuando la sociedad desvaloriza a alguien y no le presta la más mínima atención simplemente “porque es mayor” dimos con la causa. Lo que tantos médicos dijeron que eran achaques de la edad o como mucho piedras en la vesícula se tradujo finalmente en un tipo poco frecuente de cáncer. Cáncer. Cuando alguien pronuncia esa palabra en relación a una persona que quieres te tiemblan las piernas, se paraliza tu flujo sanguíneo y el corazón te late tan fuerte que pierdes de vista el mundo. No me lo podía creer, ella ya superó con éxito un cáncer once años antes y ahora se le reproducía otro totalmente diferente y sin ninguna conexión con el anterior. Es como si le hubiera tocado la lotería dos veces a la misma persona, cuesta de creer que con tanta gente en el mundo coincida dos veces en una misma.

Como imagino que le ocurre a la mayoría de la gente ante tal noticia, pasé por fases de incredulidad, ira, decepción, desesperación, … de todo menos aceptación. No lo he aceptado, y no creo que lo haga nunca. Hay demasiadas cosas que no entiendo: ¿cómo es posible que una persona pueda tener dos tipos diferentes de cáncer? ¿cómo es posible que hayamos avanzado tanto como para enviar a gente a la luna y no se haya avanzado lo suficiente para encontrar una cura a esta pandemia? ¿Por qué se invierte tanto dinero en ocio y entretenimiento como la industria del deporte o del cine en lugar de destinarlo a la búsqueda de soluciones para cuestiones primarias como las enfermedades, el hambre o el cambio climático que cualquier día acabará con todos nosotros? ¿Por qué cuando a medida que una persona envejece va perdiendo importancia en la sociedad hasta el punto de ser tratada como un ser inútil sin derecho a un mínimo de calidad de vida? ¿Por qué uno ha de aceptar la muerte de un ser querido sin más cuando éste supera los 65? Esto es la peor parte. No fui capaz de asistir al funeral ni de coincidir con nadie aparte de los que viven en mi casa porque no soporto la hipocresía de las frases hechas. ¿Hechas para qué? ¿A quién consuelan? Cuando muere alguien mayor normalmente la gente te suele decir “es ley de vida” como esperando a que eso te consuele de algún modo. ¿Ley de vida así sin más? Murió de cáncer, de algo que podía haber evitado el ser humano con el suficiente conocimiento y lo peor es que murió a la semana de que se lo hubieran diagnosticado porque nos pasamos unos tres meses persiguiendo a médicos para que le prestaran la atención que merecía y se fijaran en ella como un ser humano enfermo y no como un ser humano destinado a morir por su edad y sin nada que hacer al respecto. Nadie sabe cuándo va a morir ¿por qué se le ofrece atención y alternativas a alguien de 34 años y no se hace lo mismo por alguien 84 que presenta la misma enfermedad? Por supuesto que sé que el primero tiene más posibilidades de superar con éxito la lucha pero eso no quiere decir que el segundo no tenga ninguna posibilidad y por eso no merezca una oportunidad. Y lo que más me fastidia es la gente que desconoce el tema y te insiste en lo de que “es ley de vida”. Me pregunto si esta frase que creen tan consoladora y pacificadora provocaría el mismo efecto en un familiar que ha perdido a una persona de 80 años que ha muerto por causas naturales que al familiar de otra de la misma edad a la cual asesinó un desconocido a través de una paliza brutal cuando entró en su casa a robar. Una vez más, hipocresía frente a la ignorancia. “Es que no sé qué decir” me decían. “Pues no digas nada o dí lo que sientes, que lo sientes por los que quedamos, que compartes nuestro dolor o que la vida en la sociedad actual a veces es una mierda”.

Me está costando mucho seguir adelante, aunque estoy convencida de que lo conseguiré. Cuesta continuar cuando alguien ya no está, se le echa de menos, mucho. Puedo asumir que ya no esté y recuerdo con mucho cariño todos los momentos que he pasado a su lado, pero aunque sobrelleve su muerte sé que nunca superaré el cáncer.

Después de todo esto han surgido algunos efectos o daños colaterales: para empezar la poca fe católica que conservaba se fue por el retrete para siempre. Aunque respeto que haya personas que les ayude tener fe en algo o yo ya no tengo fe en nada. No creo en un dios que permite un mundo lleno de injusticias donde a las personas buenas les pasan cosas malas y haya gente sin escrúpulos que se dediquen a hacer el mal y a disfrutar de una vida plena. Hace tiempo que renuncié de los curas y la Iglesia, sin embargo conservaba mi creencia en una especie de dios o ente con el que me comunicaba cuando le pedía que cuidara de mi hermana cuando le da por venir a casa y se cruza el país ella solita en coche o cuando alguien tenía que recibir unos resultados médicos. Cuando mi hermana volvió a su casa ya no le pedí nada a nadie, simplemente le dí un beso muy fuerte y deseé que no tuviera ningún problema para llegar. Sentí una especie de vació interior al no poder digirirme a nadie que la cuidara por mí, pero entendí que nadie lo había hecho nunca y había sobrevivido.

Después del paréntesis de médicos, sufrimiento, cuidados y trámites legales tuve la mala suerte de que llamaron para trabajar. No pude. No he podido continuar. No así. Antes tengo que resolver toda la manedeja que se ha formado con el hilo de mi vida y que ha ido creciendo a medida que he ido evitando el tema. Hace años que siento un vació interior frente a mi existencia pero tuve que seguir adelante –como sigue la mayoría- porque tenía que terminar mis estudios, trabajar, prestar atención a mis seres queridos, planificar las vacaciones, etc. Ahora, después de haber sido testigo de cómo alguien desaparece en tus brazos me he decidido a decir ¡Basta!. Basta de enmascararlo todo, basta de distraer mi atención hacia otras cosas “más importantes” como el trabajo. No hay nada más importante que la vida de una persona y no estoy dispuesta a que me llegue la jubilación –si llego- y a darme cuenta de que me he pasado la vida trabajando, cuidando de mis hijos, intentando adelgazar, pagando la hipoteca, etc y en ningún momento me paré a pensar cómo quería vivirla. Por supuesto que no te puedes pasar la vida pensando cómo quieres que sea tu vida pero tampoco quiero seguir hacia delante a ciegas, sin pensar, simplemente haciendo lo que toca sin miramientos. Es más bien como dice el refrán:

Hay que vivir como se piensa

Sino se acaba por pensar cómo se ha vivido.

Bueno, pues aquí estoy, más existencial que nunca. No sé cómo seguirá esta aventura pero yo haré lo posible por seguir adelante. Por cierto, para aquellas personas que también hayan perdido a un ser querido y necesiten un poco de calor y mimos para sobrellevarlo les recomiendo que busquen en internet algunos foros donde todo el mundo ofrece su ayuda, testimonio, consejo o apoyo porque a veces reconforta. En uno de esos foros encontré un consejo que hasta ahora me está ayudando bastante: elige una planta, un árbol o una flor y plántala en algún lugar donde puedas ir a cuidar, hablar o visitarla como hacías con aquel ser querido. Plántalo en su memoria y cuida de ella a diario; dicen que el dolor nunca desaparece pero yo soy de las que piensa que el tiempo y los consejos apropiados ayudan a mitigarlo. Os dejo una foto del rosal blanco que he plantado en mi terraza en honor a mi abuela y que cada día mimo en su nombre. Besos a todos y gracias por seguir ahí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con muchas cosas que dices Britanny, a veces en la vida hay cosas que no se comprenden y el mundo esta lleno de injusticias. Reflexiono sobre todo lo que la sociedad y en relación principalmente con los paises mas ricos tienen que aportar a la medicina y sus adelantos respecto a las enfermedades y mejora del medio ambiente entre otras cosas para hacer mejor este planeta nuestro. Y por ultimo ánimo a todo el que lea este post a que opine sinceramente y haga una reflexión , que muchas veces hace falta hacerla para continuar viviendo.

Muchisimos animos Britanny y adelante.

Anónimo dijo...

Hola guapa:

Me alegra volver a leerte aunque la noticia no sea muy agradable. La verdad que lamento lo sucedido y sé lo que sientes. Personalmente no he perdido a nadie tan cercano pero trabajo dia a dia con ancianos que están solos y que les coge mucho cariño y sé lo que se siente cuando se van.

Te mando un beso enorme.