A veces me pasa. No muy a menudo pero me suele pasar. Tengo como un exceso de adrenalina en el cuerpo o algo así. Me pasa cuando me harto de algo, me cabreo o las obligaciones me ahogan tanto que el agobio parece el vapor a punto de hacer estallar una olla a presión. Entonces tengo ganas de ponerme a correr y no parar, de ponerme a darle puñetazos a un saco de boxeo, de zambullirme en una piscina y nadar hasta caer desfallecida o de coger el coche, llenar el depósito, enchufar mis mejores cd's, arrancar y no mirar atrás. Si por mi fuera ahora mismo me subiría al coche y me iría unos días a estar conmigo misma y con el móvil apagado. Pero eso sólo pasa en las pelis, cuando el prota tiene dinerito para hacer estas cosas y puede dejar el trabajo o sus obligaciones diarias sin dar explicaciones. Yo no estoy en una peli así que cuando me pasa esto me pongo la música a todo volumen, voy haciendo cosas mecánicas que no requieran de mi cabeza (limpiar, ordenar, caminar o hacer deporte) y dejo que los pensamientos se sucedan. A veces me imagino conduciendo por una carretera solitaria y muy larga, con un sol de justicia, sintiendo el viento en la cara, cantando sin reparos, sintiéndome libre, escapando. Tengo ganas de escapar, de huir, de desvanecerme. Si tuviera una poción mágica me haría invisible e iría a tumbarme en la arena frente a las olas. El mar. Me encanta. Me da miedo, pero también me fascina. Me gustaría estar en una playa de aguas cristalinas con la seguridad de que no hay ningún bicho que me pueda hacer daño, coger unas gafas de bucear y dedicarme a ello hasta que no haya luz. A veces se me va la olla con los pensamientos y cuando me doy cuenta estoy en casa con el chándal puesto, el trapo del polvo en una mano, los ojos cerrados y bailando como una posesa. Se me va la pinza... Me gusta bailar, me divierte. Nunca he pensado que lo hiciera bien pero tampoco me ha importado. Lo que más me gusta de bailar es que es otra forma de sentirse libre, dejarse llevar y ya está. Creo que lo que me pasa hoy es algo que le pasa a mucha gente más o menos a menudo: necesito sentirme libre, desatada, respirar aire puro, explotar. Llevo tiempo acumulando preocupaciones, comeduras de olla, disgustillos, etc. y siento que cada vez tengo más obligaciones y la mayoría de ellas injustas. Aunque lo que es peor es el puñetero sentido del bien con el que nací que me impide volverme inútil y vivir bien como hacen muchos. Creo que por eso me da tanta rabia la gente así. Hay gente que se hace pasar por inútil, lo hace todo mal o no deja de quejarse hasta que le hacen las cosas y para colmo hay otra gente que hace sus tareas y la de los inútiles porque no le cuesta nada, porque pobrecito él/ella no sabe, o porque otra persona se lo pide y no sabe decir que no. No hablo de nadie en concreto, sino de un tipo de gente en general. Me indigna. Me indigna porque yo soy de otro grupo, del grupo que trata de dar lo mejor de sí, de hacer las cosas lo mejor que puede, de aprender algo nuevo cada día, de llevar toda la carga adelante y trata de sonreír. Porque además, el grupo de los inútiles no sé por qué no suelen tener muy buen humor y siempre están refunfuñando y quejándose. Y si encima vas tú y te quejas de los inútiles resulta que eres una mala persona y no tienes corazón, porque "pobrecillos es que no pueden o no saben", la culpa no es de ellos es de los que se lo permiten. ¡A los permisivos habría que echarles un buen cubo de agua helada encima a ver si abren los ojos de una puñetera vez! Antes tenía mucho más aguante. Creo que antes aguantaba años y ahora exploto en cuestión de semanas. Un día hace mucho exploté del todo y me di cuenta que el mundo seguía. Así que ahora cuando no puedo más simplemente exploto, como hoy. Es necesario vaciar el vaso de tanto en tanto antes de que la presión del agua lo reviente y no pueda volver a usarse. Aunque tampoco vale eso de "vale va exploto y luego otra vez igual". Intento que no sea igual. Cuando vacío el vaso me tomo mi tiempo y tomo nuevas decisiones para cambiar las cosas. Hago una lista de todas las cosas que me han llevado hasta este momento, todo lo que me harta, me revienta, me fastidia y me indigna y como si fuera un problema de cálculo le busco la solución. Para todo esto necesito mi tiempo y mi ritmo y me vuelvo un poco antisocial, no tengo ganas de hablar ni de que me hablen y en general estoy enfadada con todos. Todos los que me rodean tienen su granito de culpa, porque a veces uno está tan inmerso en su vida que no se da cuenta de cómo la vive el que tiene al lado. Yo soy rematadamente idiota e intento mirar cómo viven la vida los demás casi todos los días, procuro ponerme en sus situaciones pero luego me doy cuenta de que nadie hace eso conmigo y me cabreo. Me canso. Me siento tonta, estúpida. Tengo la sensación de que el egoísmo de los demás me hace invisible. Necesito desaparecer, respirar hondo y encontrar soluciones. Soy el elemento común de multitud de subconjuntos -como los circulitos esos que nos enseñaban en mates- pues yo soy la bolita que está pillada dentro de varios a la vez y ninguno se da cuenta de son demasiados círculos. Sé que soy la única que puede impedir que esto vuelva a suceder, pero no puedo evitar enfadarme con los miembros de cada círculo que no hacen más que ponerme peso y no se dan cuenta de que me ahogan.
Lo siento, por la rayada y por si no se entiende. No siempre escribo para que se entienda, a veces escribo para mí. No lo arregla, pero ayuda.